Lufthansa anunció, este martes, que el copiloto del avión de Germanwings que se estrelló en Francia matando a 150 personas había informado a la aerolínea en 2009 que anteriormente había sufrido de depresión severa.
La compañía, de la que Germanwings es subsidiaria, dijo que entregó documentos a la Fiscalía entre los cuales había correos electrónicos de Andreas Lubitz a sus instructores de vuelo. "En esa correspondencia, informó en 2009 a la Escuela de Entrenamiento de Pilotos (...) acerca de un 'episodio previo de depresión severa'", según un comunicado.
Piloto suicida
"¡Abre la maldita puerta!", bramó el comandante del avión de Germanwings a su copiloto, que llevaba el avión contra la montaña, lo que suscitó los gritos de pánico de los pasajeros pocos minutos antes de estrellarse.
Estas informaciones, procedentes de la caja negra que registraba el sonido ambiente de la cabina, han sido reveladas por la edición dominical del diario alemán Bild.
El fiscal de la República de Marsella (sureste de Francia) explicó, el jueves, que esta grabación puso de manifiesto que el copiloto trancó la puerta de la cabina cuando el comandante se fue al baño, poco antes de estrellar el avión.
Según Bild, durante los 20 primeros minutos del vuelo, el comandante Patrick S. y su copiloto Andreas Lubitz hicieron comentarios banales. El primero explica, por ejemplo, a su copiloto que no ha tenido tiempo de ir al baño antes de despegar en Barcelona.
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A las 10:27, el piloto pide a Lubitz que prepare el aterrizaje en Düsseldorf. Este último dice: "Espero, (..) vamos a ver.
El comandante sale para ir un momento al baño y el avión empieza a descender.
Poco después, se oye un "ruido fuerte", como si alguien tratara de entrar en la cabina, escribe Bild. Después, la voz del piloto que dice: "¡Por el amor de Dios, abre la puerta!".
De fondo, los pasajeros empiezan a gritar, dice el diario.
El piloto trata de abrir la puerta con ayuda de un hacha y después grita: "¡Abre esta maldita puerta!".
Hacia las 10:40, el Airbus toca la montaña, se oyen los gritos desesperados de los pasajeros. Son los últimos ruidos de la grabación, escribe Bild. Inmediatamente después, el aparato se estrella a 700 km por hora y se desintegra con sus 150 ocupantes en los Alpes franceses.
La novia, clave en la investigación
En una entrevista a una azafata que había tenido una relación amorosa con Lubitz refuerza la pista que apunta a que el copiloto sufría problemas mentales.
La joven asegura que cuando oyó hablar de la tragedia, le vino a la memoria una frase del copiloto: "Un día voy a hacer algo que va a cambiar todo el sistema, y todo el mundo conocerá mi nombre y lo recordará".
Si Lubitz "ha hecho esto", "es porque comprendió que debido a sus problemas de salud, su gran sueño de trabajar en Lufthansa como comandante y como piloto de largo radio era prácticamente imposible", añade en el reportaje.
Otro diario alemán, el Welt am Sonntag, asegura que los investigadores descubrieron en el domicilio de Lubitz "numerosos medicamentos" para "enfermedades psíquicas". El joven, "gravemente depresivo", habría padecido un "síndrome por el estrés" y lo habrían atendido "varios neurólogos y psiquiatras".
La Fiscalía de Düsseldorf informó, el viernes, que se habían encontrado bajas médicas rotas en la casa del joven piloto. Sin embargo, no se ha hallado ninguna carta de adiós que explique lo que pensaba hacer. Según Bild y el The New York Times, el joven tenía serios problemas oculares que podrían haberle impedido volar.