"Yo creí en Néstor Kirchner, pero después me decepcionó", dice Eduardo Duhalde con un dejo de amargura. "Y eso que no le pedí nada a cambio", recuerda casi 12 años después de las elecciones presidenciales de 2003 que marcaron el inicio de la era kirchnerista.
El dirigente bonaerense rememora -en diálogo con Infobae- la época en que impulsó, más por oposición a Carlos Menem que por gusto personal, la candidatura del entonces ignoto gobernador de Santa Cruz. Y el repaso de los hechos desembocará en la revelación de las razones que provocaron el quiebre de una relación que nació por conveniencia electoral y se evaporó al calor de la política.
-¿Qué lo decepcionó de Néstor Kirchner?
-Qué va a ser... Después de un año y medio del triste 'Que se vayan todos', recibió una Argentina en la que la gente votó y celebró la Democracia. Se encontró con un país creciendo al 7%, con un 3% de inflación y los famosos superávits gemelos
-Por lo que dice, se entiende que usted cree que hubo algo de ingratitud
-No, lo que siento es que lastimosamente se perdió un tiempo importante. De entrada tuvo una buena idea que fue dejar el equipo que yo había conformado, hasta que en 2006 creyó que podía ser el ministro de Economía... Desde ese momento hubo 13 funcionarios y ninguno ejerció, porque a todos los ponían pero hacían lo que querían con ellos. Y el país no resiste eso. Los políticos, como los periodistas, creen que saben de todo; en realidad sabemos un poquito de lo que nos interesa, pero en general no sabemos mucho de lo demás.
-¿Hubo un hecho puntual que profundizara las diferencias y provocara el distanciamiento?
-Todo se desencadenó por Cristina Kirchner: en el 2005, mi mujer, Chiche, se presentó como candidata a Senadora por la provincia de Buenos Aires. Y lo primero que hizo Cristina, al igual que otras 180 veces en todo este tiempo, fue decir que era un complot (de los Duhalde contra el Gobierno)
"Que mi mujer fuera candidata del PJ era un complot...", reflexiona el ex Presidente con una sonrisa cargada de ironía. "Yo en ese momento estaba presidiendo el Mercosur y cuando me contaron que había dicho eso pensé que era una joda. Pero me lo hicieron escuchar y no lo podía creer", dice y se muerde el labio inferior.
El contragolpe público de Duhalde resquebrajó definitivamente el vínculo: "Me preguntaron qué pensaba y dije que (Cristina) me daba pena. Ahí empezó todo el problema". Ya nada fue igual.
Aunque el diálogo no se cortó de un día para el otro, la relación nunca se recuperó. "En un momento Néstor me ofreció que continuara en el Mercosur, pero ya estaba en medio la porquería que se había dicho y no se podía seguir", repasa el hombre que hoy, desde el PJ disidente, propone armar una gran coalición electoral para impulsar a un candidato fuerte que desbanque al Frente para la Victoria en las elecciones de octubre.
-¿Cuándo fue la última vez que habló con los Kirchner?
-Con ella no... (piensa) yo no solía hablar con Cristina. Con él, lo que recuerdo fue cuando jugueteaba con el nombre del candidato para la elección de 2007 y decía que podía ser pingüino o pingüina. Entonces le comenté: "Néstor, no se te ocurrirá poner a Cristina..." Y me dijo que sí. Entonces le recordé: "Si vos me dijiste que es bipolar".
-¿El ex Presidente le dijo eso a usted?
-Sí, un día en el sur: estaba en la casa de ellos y se armó un lío grande. Yo escuchaba que Cristina gritaba y gritaba, entonces Néstor apareció enojado. Le pregunté qué le pasaba y me dijo: "Es bipolar". No es un menoscabo, es un problema de salud. Ella es una persona muy capacitada para el discurso, es brillante, siempre lo ha sido. Lo que no tiene es preparación para la toma de decisiones, porque nunca lo ha hecho. El que sabía era Kirchner, más allá de que uno pudiera estar o no de acuerdo. Ella decide según lo que le parece en el momento, pero así no se resuelve desde el Gobierno
La relación que nació por conveniencia se resquebrajó hasta mutar en una enemistad que se expresa -de uno y otro lado- hasta el día de hoy. "
(que Néstor)
", admite Duhalde 12 años después. Nunca creyó en los Kirchner.