El corresponsal del diario español La Vanaguardia destalló que el aparato de la compañía Lufthansa que trasladó el jueves a los familiares españoles de las víctimas a Francia y que los regresó a casa la madrugada de este viernes hizo todo el trayecto con la puerta de la cabina de los pilotos abierta.
"Testigos presenciales del vuelo explican que los viajeros hicieron el trayecto en silencio, ensimismados", reveló Domingo Marchena.
El gesto intentó llevar tranquilidad a los familiares de las víctimas, luego de que se conociera que el copiloto –identificado como Andreas Lubitz, de 28 años– no permitió que el capitán al mando reingresara –quien había salido por unos minutos- y luego accionó voluntariamente el descenso. La maniobra intencional terminó con la vida de las 150 personas a bordo.
El fiscal francés Brice Robin explicó que, en cierto momento, el piloto se retiró de la cabina, "tal vez para ir al baño", y al volver la puerta se encontraba cerrada. Al golpear y pedir al copiloto que abriera, éste no respondió más. "Sólo oímos su respiración, que parecía normal. No pronunció ni una palabra desde que el capitán salió de la cabina", detalló Robin.
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Desde la tragedia, las aerolíneas comenzaron a aplicar la regla de que siempre tienen que estar presentes dos personas en la cabina, para evitar este tipo de situaciones. Sin embargo, los pilotos creen que sería más eficaz aislar la zona de la tripulación, de forma que tanto la cabina de mando como el baño de la parte delantera y el área de descanso de los pilotos durante los vuelos largos estén separados del resto del pasaje de la aeronave.
Esto implicaría mover la puerta blindada que hay actualmente en la zona de mando hacia la parte posterior del avión, algo que, reconocen, tendría un costo para la industria aeronáutica y las aerolíneas, al tener que rediseñar el interior de los aparatos.