El fútbol argentino vive 'bajo sospecha'. Todos dudan de la honorabilidad de varios protagonistas, pero nunca nada fue comprobado y poca veces llegan a ser juzgadas todas esas cuestiones. Sin embargo, ahora, una bomba explotó en el ascenso.
Yamil Possi, de 33 años, fue el encargado de impartir justicia en el clásico que se disputó el pasado sábado entre Almagro y Estudiantes de Caseros. Si bien terminó en empate 0 a 0, la noticia se dio en el entretiempo.
"Una señorita se apareció en el vestuario identificada como alguien vinculada al club Almagro e intentó sobornarme", afirmó el juez en la denuncia que realizó. Possi, pese a su edad, es uno de los 'proyectos' más prometedores que tiene el arbitraje argentino y es uno de los mimados de Miguel Scime, el máximo responsable del arbitraje nacional.