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Durante 2014, México fue el primer comprador entre 39 países latinoamericanos de aeronaves y vehículos militares de los Estados Unidos, de acuerdo con información de la Agencia y la Security Assistance Monitor.
El Gobierno mexicano destinó 1.441 millones de dólares no sólo para reemplazar la flota militar, sino, también, para incorporar una nueva generación de vehículos, consigna El Universal.
Adam Isaacson, coordinador de la Oficina de Latinoamérica en Washington (WIOLA), explicó que estas compras "llaman la atención por su impacto sobre las capacidades mexicanas". "Estas ventas por sí solas equivalen aproximadamente a la quinta parte del presupuesto anual de defensa de México", agregó.
"El no contar con una infraestructura aeronáutica nacional para la fabricación de aeronaves y sus componentes, da como resultado la dependencia tecnológica de otros países para los procesos de adquisición, modernización y reparación del material aéreo, radares y sistemas de navegación", detalla el Programa Nacional 2013 a 2018 de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena).
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Las compras para la renovación de flota aérea y parque vehicular estaban establecidas en ese Programa. "Es introducir una nueva clase de equipo de mucha más alta tecnología, que requeriría de un mantenimiento mucho más costoso", apuntó Isaacson.
Con la autorización del Departamento de Estado norteamericano, México adquirió unos 3.335 automotores todo terreno conocidos como Humvee a un costo de 556 millones de dólares. Prácticamente la misma cantidad de vehículos que compró Afganistán entre 2010 y 2011, cuando contó con 3.334 de esos todo terreno.
La cantidad de helicópteros Blackhawk fue de 23, por un costo de 905 millones de dólares. Mientras que unos 480 millones fueron destinados a la compra de aviones de entrenamiento Beechcraft T-6C Texan II, según la Agencia de Cooperación en Defensa de Seguridad del Pentágono.
El objetivo de esta renovación de la flota aérea es garantizar la seguridad del espacio aéreo nacional, así como realizar operaciones para reducir la violencia y fortalecer la vigilancia. Precisamente en un país asediado por los cárteles narcotraficantes.