La mujer de 21 años había comprado el Seat Ibiza por 6.000 dólares pocos días atrás. En su primer viaje, recorrió los 350 kilómetros que separan a Southampton, donde vive, de Stockport.
El motivo era asistir a una entrevista de trabajo para un puesto que realmente le interesaba. Tanto que, cuando salió del encuentro, no podía recordar en qué lugar había aparcado.
Tras caminar durante tres horas sin ningún éxito, llamó a la policía y a las autoridades distritales. Pero no había caso: nadie sabía nada.
Entonces, Fallon Jerome acudió a su último recurso: las redes sociales. Allí describió su automóvil, esperando que alguien la ayudara.
Tuvo suerte, porque Samantha Taylor, de 30 años, le respondió que había visto un Seat Ibiza blanco como el descripto. Entre la vergüenza y el alivio por el mensaje, Jerome le agradeció a su salvadora.
"Me siento tan estúpida. Pero estoy muy contenta de haberlo encontrado. Me había preocupado mucho", contó luego en declaraciones a la prensa.
"Tengo que agradecerle a Samantha. Lo reconoció, me llamó y me guió por teléfono para llegar al lugar. No tenía idea de dónde estaba", agregó.
Para terminar, confesó que aprendió la lección. "En el futuro voy a tomar una foto del lugar en el que aparque y voy a escribir el nombre de la calle".