Se demora la llegada de "captahuellas", pero ya rige el control de ventas en Venezuela

El Gobierno controlará con 20.000 lectoras de huellas digitales las compras en supermercados de todos los venezolanos. Como las máquinas aún no han llegado, los comercios piden la cédula de identidad

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Venezuela inició este lunes la implementación de un sistema biométrico, más conocido como "captahuellas", en las tiendas para combatir la reventa de productos, una medida puesta en marcha por el gobierno de Nicolás Maduro para intentar resolver los problemas de escasez del país.

Sin embargo, medios locales revelan que hasta el momento las máquinas necesarias para realizar este control aún no han llegado a los establecimiento pertinentes.

El ministro de Alimentación, Yván Bello, informó a través de su cuenta en Twitter que a partir de este lunes se instalarán 20.000 "captahuellas" en la red de supermercados estatales y en siete grandes cadenas privadas dentro de un plan para combatir el desabastecimiento y al que el Ejecutivo ha denominado Plan de Abastecimiento Seguro.

El encargado de un supermercado de La Urbina aseguró que en su tienda "las únicas 'captahuellas' que hay son las que se usan para mantener un control de asistencia de los empleados".

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Si bien aún no han sido repartidas las máquinas para tomar las huellas de los clientes, ya comenzó el control de compra de productos por parte del chavismo. Según consigna El Nacional, en una de las cadenas de supermercados de La California ya se restringen las ventas sólo con la cédula de identidad.

Ese establecimiento puso en funcionamiento un sistema similar al biométrico, que bloquea la compra de un mismo producto por un período de ocho días.

"Todos los días cargamos en las computadoras los productos regulados que estamos vendiendo y la cantidad máxima que se puede llevar cada cliente. Cuando una persona quiere volver a comprar, la computadora te dice que esa cédula ya adquirió lo que podía", detalló la gerente.

El sistema biométrico controlará las ventas de 23 productos prioritarios: harina, arroz, leche, azúcar, papel higiénico, café, margarina, aceite, pollo, carne, champú, jabón de tocador y detergente, entre otros.

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El bajo precio de los productos básicos subvencionados -principalmente alimentos, medicinas y productos de higiene- provoca que algunas personas se dediquen a comprar grandes cantidades de un producto para luego revenderlo de forma ilegal a un precio mucho mayor.

Además, los precios subvencionados también han alentado el contrabando de numerosos productos, principalmente hacia Colombia, donde se venden mucho más caros. Según las autoridades venezolanas, el contrabando afecta al 40 por ciento de los productos destinados al consumo interno.

El superintendente de Precios Justos, Andrés Eloy Méndez, indicó en los últimos días que el sistema biométrico regulará principalmente la frecuencia de compra de productos y no permitirá compras excesivas de alimentos, más allá de las necesidades normales de una familia.

Méndez dijo que quienes compren un producto cuyo precio no esté controlado no deberán colocar su huella dactilar en el "captahuellas" en el momento de pagar.

Asimismo, confió en que la instalación de estos aparatos permita eliminar las colas y acabar con la reventa de productos.

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En diálogo con el canal de noticias NTN24, el Director ejecutivo de la Cámara de Comercio de Caracas, Víctor Maldonado, fustigó el sistema de control de ventas que desde este lunes implementó el chavismo.

"La escasez no se soluciona con racionamiento, sino con producción", enfatizó.


Indignación de la oposición

Líderes opositores como Enrique Capriles y Julio Borges, entre otros, utilizaron la red social Twitter para criticar el control de ventas en supermercados que desde este lunes aplicó el gobierno de Nicolás Maduro.

Los funcionarios venezolanos apuntaron que esta medida provocará un nuevo retroceso a la economía venezolana y que, en vez de acabar con la escasez, la agravará aún más.


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