El Boeing 777-200ER matricula 9M-MRO de Malaysia Airlines que cumplía el mundialmente famoso vuelo 370 y también hashtageado como MH370, que responde a su código aeronáutico, encontró su final hace exactamente un año en el sur del Océano Índico. Un lugar casi insondable.
Este domingo arribamos a los primeros 365 días de un misterio que, todos suponemos, durará los próximos meses o tal vez años. El vuelo 370 llevaba 239 personas, 227 pasajeros y 12 tripulantes, a bordo. Y fue realizado en un avión de modernidad y, sobre todo, confiabilidad indiscutida.
Pero como escribió recientemente mi amigo, y ex NTSB, Gregory Feith: "Volar es seguro, si se lo hace correctamente".
La intriga y angustia que genera esta desaparición, va más allá de la rareza que representa que sencillamente desaparezca en el espacio aéreo una aeronave que pesa más de 200 toneladas, que mide más de 60 metros de largo y que cuesta más de 200 millones de dólares, como es el caso de este Boeing 777 desaparecido hace un año. El misterio excede sus ocasionales víctimas y la necesidad de esclarecimiento está directamente vinculada a corregir, mejorar o solucionar los problemas que hayan hecho posible semejante catástrofe.
A un año de la desaparición del avión, que se fabrica en Seattle -noroeste de los Estados Unidos-, Malaysia Airlines comenzó a seguir (trackear) sus vuelos de larga distancia (long-haul) cada 15 minutos siguiendo una nueva propuesta de ICAO (International Civil Aviation Organization). La nueva práctica está menos vinculada a revertir la debacle económica en la que entró la aerolínea de bandera malasia, que aún no ha logrado resolver el misterio de la desaparición. Un misterio que concentró la atención global en prime time de televisión así como en la primera plana de los principales diarios mundiales y fue tapa de las revistas de opinión más influyentes del mundo.
El misterio debe ser resuelto y para ello se necesitan pruebas; y en segundo lugar se deben intentar corregir, cualquiera haya/n sido, los problemas que terminaron con este Boeing 777 desaparecido. No son miles de razones, sino son miles de millones la que lo justifican.
La reacción del gobierno Malayo
Recientemente el gobierno de Malasia caratuló oficialmente como un accidente la desaparición del vuelo MH370 de Malaysia Airlines. Las razones son estrictamente legales, pero no están dirigidas al esclarecimiento del caso o al acceso a la verdad de lo que pudo haber sucedido o de lo que incluso los investigadores trabajan como la pista más importante de lo que pudo pasarle al "777". Es poner punto final legalmente al caso y comenzar con el proceso de indemnizaciones para que la aerolínea malasia pueda pasar a otro capítulo de su historia.
Sin embargo, este intento del deteriorado gobierno de Razak despertó el enojo y contundente rechazo de cientos de familiares de los pasajeros y tripulantes que permanecen desaparecidos desde hace un año.
Los familiares antes de aceptar la indemnización necesitan saber una verdad que nadie puede ofrecerles. La verdad y su camino de acceso, como ya se sabe, son cuestiones diferentes.
El intento del gobierno ha sido poder cerrar una pesada carga que le queda a la empresa que enfrenta un inevitable proceso de reestructuración con un fin último ya declarado: privatizar una compañía que hoy por hoy tiene mayoría de participación estatal.
Al oeste de Perth, Australia
A más de mil kilómetros de la costa oeste australiana continúa la búsqueda, que se reinició en septiembre pasado, de los restos del MH370 que tarde o temprano deberán aparecer.
Hay muchos antecedentes de aviones caídos en el océano, accidental o intencionalmente, que demoraron mucho tiempo en ser encontrados en su totalidad y también las cajas negras. Pero no hay antecedentes en los cuales en los primeros días, o semanas, al menos no haya aparecido algo que pueda identificarse con el avión. Esto es lo histórico de este caso, que es por lejos el misterio más grande de la aviación mundial contemporánea.
Recientemente volví a preguntarle a un piloto norteamericano en ejercicio de Boeing 777 si era posible que accidentalmente hayan sucedido la combinación de factores que posibiliten la desaparición de un "777" de los radares, de su ruta previamente cargada en el FMS (Flight Management System), sin mediación del hombre que estaba a cargo del avión. Su respuesta fue contundente: "Definitivamente no se puede hacer eso en un 777".
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Le consulté también sobre las posibilidades de una simultánea pérdida de conciencia de su tripulación junto a un desperfecto, que repito debió suceder casi al mismo tiempo, que volviera invisible el vuelo MH370 y lo sacara de su curso. Me respondió: "Ya sabemos que eso no pasó". El avión cambió su curso voluntariamente, y una vez que lo hizo, volvió a suceder algunos minutos más tarde para intentar evadir espacio aéreo de Indonesia. Y concluyó: "No es algo que se pueda hacer con tanta precisión si se está inconsciente". Para ese entonces, quien sea que haya estado a cargo del avión, sabía que era solo visible para radares primarios, es decir, un punto en el radar sin número de vuelo, sin sus datos de altitud y velocidad.
Digo entonces: frente a la remota posibilidad de que estemos en presencia de un accidente catastrófico sin precedentes en la historia moderna de la aviación comercial, que necesita de una combinación de factores todavía más inverosímil que terminaron con un Boeing 777-200ER volando a la deriva hacia el Océano Índico Sur, la sentencia es casi la misma. Es decir, aún si la desaparición del vuelo 370 fue producto del error y no de la voluntad, este es tan grande, que raya con lo criminal. Esto es porque, la cantidad de decisiones que la tripulación, en el caso de un accidente, tomó equivocadamente los vuelve casi igualmente punibles que si hubiese sido a propósito.
Es un criterio similar que sirve para evaluar el acto criminal que terminó con el MH17 en Ucrania en julio pasado, ¿qué relevancia tiene si el misil estaba o no dirigido a un avión civil?
Hoy sabemos fehacientemente lo siguiente sobre el MH370: el Boeing 777 matriculado 9M-MRO estaba en perfectas condiciones antes de despegar de Kuala Lumpur rumbo a la capital de China. Había pasado por mantenimiento de rutina algunas semanas antes de su último vuelo y estaba en condiciones correctas para volar. Sabemos que su despegue fue normal, sin problemas mecánicos y técnicos de ningún tipo hasta los primeros 40 minutos de vuelo. Sabemos que el Boeing 777 estaba estabilizado en lo que era su altitud crucero programada, 35 mil pies. Sabemos que hasta pasar con el control de Ho Chi Min, en Vietnam, la aeronave no presentaba novedades y ahí se abre el misterio que conmovió a la opinión pública mundial, durante semanas.
Sabemos que el avión deshabilitó su Transponder, la frecuencia de seis dígitos que lo vuelve visible y distinguible de todos los otros aviones en un espacio aéreo determinado.
Sabemos que el avión, después de hacer eso, no antes ni durante, después de desaparecer del mapa deliberadamente giró al oeste, sur y sur oeste. Eludió el espacio aéreo de Indonesia y que jamás se comunicó con tierra declarándose en emergencia o siquiera reportando algún tipo de problema.
Por último sabemos que el avión estuvo en el aire por más de 7 horas, algo que pude ampliar recientemente en Londres con la gente de Inmarsat, lo cual es consistente con la cantidad de combustible que se le había cargado a la aeronave. Esta evidencia, confirmada por quien lidera la investigación y búsqueda del MH370 el equipo australiano y la empresa de satélites británcia, deja fuera la posibilidad de inconsciencia de parte de quien decidió que efectivamente el vuelo 370 nunca llegara a Beijing.
El 777-200ER es la segunda versión de los Boeings 777 y vuela sin mayores inconvenientes desde 1996 cuando entró en servicio. De sus más de mil unidades entregadas, no hay una sola aeronave que haya registrado un evento en el cual su tripulación haya tenido un problema tan grave que no pudiera ser resuelto o avisar de la emergencia en curso o que no se lo haya encontrado. Eso incluye el MH17 que volaba desde Amsterdam a Kuala Lumpur y fue derribado el 17 de julio.
Hoy los esfuerzos, conformado por varios países pero que lidera Australia, se concentran en intentar encontrar la primera evidencia física del vuelo 370 de Malaysia Airlines en el fondo del Océano Índico sur.
"La no aparición del MH370 no hace más que corroborar la intencionalidad de su acto"
Pero hay que ver esa inmensidad para darse cuenta que trabajando por aproximación es perfectamente esperable que todavía no se lo haya encontrado. Dos antecedentes: el 28 de noviembre de 1987 un jumbo de South African Airways hacía el vuelo 295 de esa compañía para cubrir el tramo Taipei-Johannesburgo, tuvo un incendio en pleno vuelo sobre el Océano Índico, reportado por la tripulación, cuando se acercaba a las islas Mauricio. Pese a que en tierra se tenía mucha consciencia de la ubicación del jumbo de South African Airways, su búsqueda hasta localizar las cajas negras llevó casi 24 meses.
El 1ro de junio de 2009 el Air France 447 que volaba entre Río de Janeiro y París se cayó en el Océano Atlántico. Unas emisiones ACARS (Aircraft Communication Adressing and Reporting System) reportaron innumerable cantidad de fallas del Airbus A330-200 antes de que este caiga cerca del norte de Brasil. Algo que no sucedió con el MH370, lo que también nos deja casi con certidumbre total respecto de que no hubo desperfecto técnico que hiciera desaparecer el avión. Esto facilitó muchísimo la búsqueda del AF447 que nunca se desvió de su curso y a los pocos días aparecieron las primeras partes del avión. Pero el resto del avión y sus cajas negras se encontraron en la cadena montañosa que existe bajo el agua, no antes de los 20 meses de que el avión se había caído.
En el caso del MH370 es todo más difícil porque el espacio donde el avión cayó es todavía impreciso y la capacidad de búsqueda está acotada por condiciones climáticas y limitaciones tecnológicas, que este evento, ha puesto de manifiesto. Sin embargo, gracias a Inmarsat y otros cálculos matemáticos via ACARS la búsqueda se ha refinado considerablemente y ello habilita la existencia de, valga la paradoja, racionales esperanzas de encontrar los primeros restos del MH370 próximamente. Como afirmó el investigador líder de este misterio mundial, el Marshall Angus Houston, en una de sus conferencias de prensa, "esta búsqueda es peor que buscar una aguja en un pajar, porque primero debemos encontrar el pajar en el cual buscar.". Además hay que agregar que por cuestiones climáticas la búsqueda debió ser suspendida durante el invierno porque era materialmente imposible el trabajo y se reinició en septiembre. Esto significa algunos meses en contra para poder llegar al objetivo que es encontrar el avión perdido.
Como es de esperar, decenas de teorías conspirativas y de todo tipo y color siguen con relativa vigencia en tanto el MH370 no aparezca. Desde la isla Diego Garcia hasta las posibilidades que estuviera aterrizado en alguna pista clandestina del centro de Asia han tenido sus minutos de relevancia en la prensa mundial debido a que el avión sigue sin aparecer. En paralelo se ha intentado objetar lo evidente, que el avión fue presa de un acto humano deliberado que lo sacó de su curso regular, con teorías en algunos casos muy pintorescas que intentaran explicar qué sucedió con el MH370.
La ausencia de una organización que se atribuyera el atentado, finalmente secuestrar y desaparecer el "777" con más de 230 personas a bordo no es otra cosa que un atentado terrorista, ha sido la piedra angular para la construcción de otro tipo de teorías extravagantes que hicieran presumir un accidente. Sin embargo, la propia Malaysia Airlines tuvo un atentado terrorista sin organización que se lo adjudicara hace más de tres décadas. Air India también tuvo su explosión en el aire cerca de Irlanda sin organización que se hiciera públicamente responsable por el evento en 1985 y hay varios acontecimientos más. El mismo atentado contra el MH17 tampoco posee un culpable claro que se haya autoproclamado el hecho. Pero todos sabemos que esos aviones fueron derribados por una decisión humana y no por un accidente o falla mecánica más tradicional. Es decir, si se piensa bien: la no aparición del MH370 después de 12 meses no hace más que corroborar la intencionalidad de su acto. Se ha sembrado con lamentable éxito una incertidumbre y una sensación de vulnerabilidad hasta entonces desconocida.