Perder la calle

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En 678 dijeron anoche que la Presidenta logró convocar a 400.000 personas. Sin embargo, hoy el diario La Nación, que publicó un mapa de la zona donde se desarrolló la manifestación, haciendo un análisis de la superficie ocupada, llegó a la conclusión de que hubo 150.000. Hubo siete cuadras con gente, mayoritariamente concentradas en tres manzanas, las que van de Entre Ríos a Luis Sáenz Peña. Igual sistema analítico utilizó La Nación para la marcha del 18F. Llegó a la conclusión de que hubo 250.000 personas, a pesar de que la Policía Metropolitana calculó 400.000.

Que 678, avanzada propagandística del relato kirchnerista, programa acostumbrado a mentir, no se haya animado al millón de personas, y haya elegido empardar la cifra considerada "oficial" para los asistentes al 18F, 400.000, habla a las claras de cuánto les pegó la fenomenal movilización para homenajear al fiscal Alberto Nisman y ponerle límite a la violencia política. El secretario general de la Presidencia, Eduardo De Pedro, se había comprometido a esa cifra, un millón, pero la realidad estuvo lejos.

La convocatoria menor a la esperada por el Gobierno pone en claro, sobre todo, que a pesar de la carísima propaganda desplegada durante toda la semana en spots televisivos, radiales, afiches callejeros, y la enorme inversión en logística realizada con fondos públicos (25 cuadras de micros que trajeron militantes de todo el país, muchos de ellos, rentados), la población le es esquiva.

La pobreza de la movilización de ayer se hizo palpable ya en las redes sociales. La dirigencia kirchnerista estaba ansiosa, y quería convencerse de que la limitada presencia se debía a que los micros tuvieron que salir muy temprano a la mañana. Apostaban a que cuando Cristina terminara el discurso lograrían alcanzar el número que le habían prometido. Al mediodía, De Pedro convocó en Twitter a la marcha, porque "todavía tenés tiempo de participar"

En la desesperación, cuando ya había terminado todo, alguien posteo una foto de la movilización del 18F tomada desde el Congreso de la Nación, y fue replicada por gran cantidad de kirchneristas, en algunos casos con comentarios agresivos, como "la tienen adentro", haciendo alusión a una cantidad de gente convocada por la marcha de los que consideran enemigos. Ni qué decir que la marcha de los fiscales fue en medio de la lluvia.

Una pena haber llegado hasta aquí, una competencia por la cantidad de gente, como si no fueran argentinos los que asistieron a una y otra movilización. Es lo que quiso el Gobierno, que armó el 1M para mostrar que no había perdido la calle, obsesión que dominó las gestiones kirchneristas desde Santa Cruz, una forma de ejercicio del poder que busca ocupar todos los espacios posibles, sin dejar que vuele una mosca fuera de su esquema de dominación. La libertad, sin embargo, siempre encuentra el camino.

El kirchnerismo no perdió el poder. Sigue en el Gobierno, y así será hasta el 10 de diciembre de este año. Lo que sí perdió es la calle. Las mayorías no lo acompañan. No es tan grave. Solo se trató de un buen baño de humildad que les dio la gente. En la calle. Tal vez sirva para que se vayan sin tirar el mantel, haciendo el menor daño posible.

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