Así de lapidaria fue durante el segundo día del juicio Angela Emery, madre de la acusada y abuela del niño.
Cuando el juez le preguntó cómo hacía Kelly para conseguir el dinero necesario para solventar su adicción fue igualmente dura. "Se vendía a sí misma".
La prostitución era el último recurso que le quedaba, luego de que su madre empezara a negarle el dinero que regularmente le pedía. Su adicción se remontaba a los 17 años.
Las drogas de pésima calidad que consumía, como la pasta base de cocaína, le habían sacado costras y marcas en el rostro y en el cuerpo. Además, la casa en la que vivía era un auténtico chiquero, que nunca nadie limpiaba ni ordenaba.
En esas condiciones, Kelly criaba a su hijo, Fenton Hogan. Tenía dos años cuando murió, el 30 de junio de 2013.
La autopsia reveló que había ingerido metadona al menos dos veces antes de fallecer. El fiscal sostiene que Kelly lo drogó para dormirlo, y así poder consumir con tranquilidad. Pero lo terminó matando accidentalmente.
Ella niega los cargos. Sin embargo, toda la evidencia está en su contra.