El texto, presentado por iniciativa de Rusia, aliada de Damasco, fue copatrocinado por 37 países, entre ellos los principales protagonistas del conflicto sirio (Siria, Estados Unidos, Reino Unido, Francia, Irak, Irán y Jordania, entre otros).
La resolución pide a los Estados que congelen los haberes de esos grupos que combaten al régimen sirio, que no comercien directa ni indirectamente con ellos y que controlen el tráfico de camiones que pasan, sobre todo, a través de la frontera turca.
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La resolución extiende a Siria la prohibición de comercializar bienes culturales robados, que ya se aplicaba a Irak.
Según expertos, el grupo ISIS gana cerca de un millón de dólares diarios por la venta de petróleo a numerosos intermediarios privados. Pero esos ingresos se han reducido como consecuencia de los bombardeos de la coalición internacional antiyihadista, que destruyeron refinerías y, sobre todo, a causa de la caída del precio del crudo.
La resolución incrementa la presión sobre los islamistas radicales, que según altos funcionarios estadounidenses comenzaron a perder terreno en Siria y están amenazados por una ofensiva terrestre del Ejército en Irak.
Casi al unísono
Esta medida de la ONU se produjo apenas horas después de que una revista del ISIS publicara una entrevista con la viuda francesa del autor de una toma de rehenes en París, su primera reivindicación oficial de que Hayat Boumeddiene está en su territorio, que abarca áreas de Siria e Irak.
Francia lanzó una búsqueda de la mujer de 26 años luego que la policía atacara un supermercado donde su pareja, Amedy Coulibaly, había tomado rehenes, cuatro de los cuales fueron asesinados. El atacante también murió.
Funcionarios turcos dijeron el mes pasado que Boumedienne había estado en su país cinco días antes de la toma de rehenes y cruzó a Siria el 8 de enero.
La edición online de la revista del Estado Islámico en francés, Dar al Islam, publicó una edición sobre los ataques en París e incluyó una entrevista con una mujer que dijo era la esposa de Coulibaly, pese a que no dio su nombre.
Al ser consultada sobre cómo se sintió al entrar en el califato, el término que Estado Islámico usa para nombrar los territorios bajo su control, ella dijo: "No encontré ninguna dificultad (para llegar aquí), es bueno vivir en la tierra que está gobernada por las leyes de Dios".
También afirmó que su marido había sido un partidario de Estado Islámico. El mismo Coulibaly había dicho que estaba realizando el ataque a nombre del grupo extremista.
Diecisiete personas, incluyendo periodistas y policías, murieron en tres días de violencia que comenzaron con el ataque al semanario satírico
el 7 de enero, y finalizaron con la toma de rehenes en un supermercado kosher. Otros dos atacantes armados fueron abatidos.