"La nueva política del presidente Barack Obama es una gran victoria para el régimen represivo en Cuba y para los hermanos Castro, que aún mandan en la isla", se lamenta la carta abierta al Congreso que firma el Centro para una Cuba Libre y que se publicó en el diario Washington Post este miércoles.
"El régimen, de cara a la posible pérdida de financiación venezolana, recibirá, bajo la nueva política del Presidente, un impulso diplomático y económico mayúsculo de parte de los EEUU", advierte el documento, que cuenta con la firma de más de 50 personalidades, entre las que se encuentra Tomás Regalado, alcalde de Miami.
Consideran que Cuba "no ha dado ningún paso creíble para democratizar el país ni para levantar sus indignantes reclamos, incluidos el levantamiento de la base de Guantánamo y una compensación multimillonaria por las pérdidas que le genera a Cuba el embargo de los Estados Unidos".
La solicitada señala que el proyecto "ignora los sacrificios del movimiento disidente cubano, pone la seguridad de los EEUU en riesgo y erosiona la reputación de campeón de los derechos humanos y la libertad que tienen los Estados Unidos".
Más adelante analiza punto por punto las consecuencias negativas de la iniciativa. Bajo las condiciones actuales, permitiría que el régimen de Castro "continúe intensificando la represión". Si bien hubo algunas liberaciones, "8.889 disidentes pacíficos fueron detenidos en 2014, más del 40% más que en 2013".
También alertan de que remover a Cuba de la lista de Estados terroristas premiará a los Castro por intercambiar armas con países como Corea del Norte, por entrenar y equipar a las fuerzas represivas de Venezuela, por ofrecer a Rusia un sitio para espiar a EEUU y por darle asilo a docenas de terroristas.
Además, fomentar el turismo beneficiaría a los militares que manejan los hoteles internacionales de la isla y enviar cargamentos de tecnología sin que el Gobierno levante la censura de internet sólo promoverá mayor control de la información de parte del régimen.
Garantizar créditos pondrá en riesgo a quienes pagan impuestos en los Estados Unidos, que tendrán que responder, en última instancia, por un gobierno que se ha negado a pagar deudas y que hoy es virtualmente insolvente.
Por último, Cuba Center y el grupo de firmantes considera que levantar el embargo no haría más que hacer llegar dólares de los turistas norteamericanos y de los inversores a los bolsillos de las empresas del gobierno de Cuba, cuyo control de la economía implica que se quede con "92 centavos de cada dólar del salario de cada trabajador" que se desempeña en una compañía extranjera.
Por todas estas razones, las personas que apoyan la solicitada urgen al Congreso de los Estados Unidos a que se oponga al acuerdo con Cuba. "Hasta que los derechos humanos fundamentales sean respetados en Cuba y se abra un camino claro hacia la libertad de acuerdo al Acta de la Libertad de 1996, los Estados Unidos deben aumentar la presión económica sobre la dictadura e incrementar el apoyo al movimiento prodemocrático disidente", concluye la carta abierta.
Esta es la carta tal como salió pulicada en el Washington Post: