Un año y un día. Eso es lo que un cubano debe esperar en el territorio de los Estados Unidos para recibir su visa de residente (Green Card). Mientras tanto puede pedir ayuda social para instalarse, que va desde beneficios económicos hasta lecciones de inglés, pasando por programas nutricionales y de atención a la salud.
No les pasa a los mexicanos. No les pasa a los haitianos. No les pasa a los niños que cruzan solos la frontera en número creciente para escapar de la violencia en El Salvador, Guatemala y Honduras, sobre todo. Para ellos hay centros de detención donde se los mantiene hasta la evaluación de su caso y el envío a su país de origen y un proyecto de ley para acelerar sus deportaciones.
La Ley de Ajuste Cubano (CAA, por sus siglas en inglés) se aprobó en 1966 –en momentos de extrema tensión de la Guerra Fría– para regularizar la situación de aquellos cubanos que habían llegado desde el 1º de enero de 1959, día de la revolución que encabezó Fidel Castro. Se los consideraba a todos refugiados políticos.
Los primeros 70.000 cubanos entraron sin siquiera trámite migratorio alguno. Hasta 1962, con distintas formas de visa o sin ellas, habían emigrado unos 274.000 más. En 1965, el castrismo abrió el puerto de Camarioca, y se estima que otros 5.000 cubanos salieron entonces. Desde finales de ese año y hasta 1973, los Vuelos de la Libertad trasladarían a otros 260.000.
Para sacarlos del limbo legal, la CAA estableció que todo nacional de Cuba, con su cónyuge e hijos menores de 21 años, hayan ingresado legal o ilegalmente al territorio estadounidense, puede solicitar que el Fiscal General evalúe su caso y ajuste su estatus migratorio.
"La ley no es justa con los refugiados reales de otras partes del mundo"
"La CAA de 1966 trataba de dar un status legal a los cubanos que ya estaban en el país, pero no apuntaba a reconocer como refugiado automáticamente a todo cubano que llegara en el futuro", dijo a Infobae el profesor Ted Henken, del Baruch College (City University of New York), autor de varios trabajos sobre Cuba. "Pero así es como se la ha usado. En primer lugar, no era ese el espíritu de la ley. En segundo lugar, no es justa con los refugiados reales de otras partes del mundo que necesitan asilo, quienes no reciben este tratamiento especial", agregó. "Sin duda, hay disidentes, ex presos políticos y refugiados que llegan desde Cuba, pero eso no significa que haya que dar esa consideración a todos los cubanos que llegan".
Para el profesor de Política y Práctica Internacional Melvyn Levitsky, de la Escuela de Políticas Públicas Gerald R. Ford de la Universidad de Michigan, "bajo los procedimientos de refugiado o de asilo uno debe probar que tiene buenas razones para creer que es perseguido por razones religiosas, políticas o de otro tipo. Los refugiados económicos no se encuentran en esa lista". No obstante, objetó este ex diplomático con 35 años de carrera, "hay que atender a la realidad política".
Dio un ejemplo: "Un cubano llega en una embarcación pequeña a la costa en Florida. Pide asilo político porque dice que ha sido perseguido por el régimen comunista cubano. Parece genuino, no parece un criminal. ¿Realmente vamos a devolver a esa persona? No lo creo".
Una coincidencia de opiniones paradójica
Es interesante que por esa misma razón los cubano-estadounidenses más conservadores, que siempre apoyaron la CAA, hoy están a favor –por lo menos– de revisarla. Y de ese modo coinciden con el Gobierno de Cuba, que desde 1966 ha llamado a la CAA "la ley asesina", porque la acusa de fomentar la inmigración ilegal y estimular que los cubanos pongan en riesgo su vida para llegar a los Estados Unidos.
Marco Rubio: "Cuando obtienen su residencia regresan a Cuba quince o veinte veces al año"
El senador republicano Marco Rubio –aspirante a la candidatura presidencial para 2016– ha pedido que se reevalúe y actualice la CAA, porque considera que muchos cubanos abusan de sus términos. "Hay un creciente número de personas que llegan de Cuba resguardándose en el asilo político, que es la base de la CAA, y un año y un día después, cuando obtienen su residencia en los Estados Unidos, regresan a Cuba quince o veinte veces al año", dijo. También su par Bob Menéndez y el representante republicano Carlos Curbelo manifestaron su descontento con el uso de la norma.
Según el gobierno cubano, Washington limita la llegada legal de los ciudadanos cubanos al mismo tiempo que recibe a todos los que pisen el país. Durante la primera ronda de conversaciones, Josefina Vidal, directora general para los Estados Unidos del Ministerio de Relaciones Exteriores de Cuba, dijo que la CAA y la política de pies secos/pies mojados son el principal estímulo para la inmigración ilegal, el tráfico humano y las entradas irregulares a los Estados Unidos de ciudadanos cubanos desde terceros países.
"Durante años, el gobierno de Cuba ha pedido que se termine la Ley de Ajuste Cubano. Es una ley indefendible de la guerra fría, que ha causado la muerte de miles de cubanos", dijo a Infobae Félix Masud-Piloto, historiador de DePaul University y autor de un libro capital sobre la migración cubana: From Welcome Exiles to Illegal Immigrants.
"Como parte de una estrategia de los Estados Unidos, también ha causado una fuga de cerebros masiva de Cuba. Esto debe terminar, no sólo por su inhumanidad, sino por sus contradicciones: los Estados Unidos no pueden justificar que a los inmigrantes cubanos se les brinden todos los beneficios que pueden recibir bajo la CAA y al mismo tiempo deportar millones de mexicanos y centroamericanos", agregó.
En su opinión, "Rubio quiere que se revise la CAA para evitar que cientos de miles de cubanos viajen cada año a Cuba para visitar a sus familiares", una posición que el senador republicano siempre ha defendido.
"Sí, el Gobierno cubano la llama la Ley Asesina", dijo el profesor Henken, autor del del blog El Yuma. "Mi punto de vista es que en los últimos veinte o veinticinco años la CAA ha sido usada de un modo para el cual no fue concebida. Creo que lo interesante es que el Gobierno cubano ha criticado esta ley, pero también los dirigentes cubano-americanos del Congreso lo han hecho. Su idea es otra: los cubanos deben ser refugiados y no explotar el espíritu de la ley".
Al torcer la letra de la ley hacia la emigración por razones económicas, los cubanos han planteado una contradicción también en la isla. Si bien muchos se quejan del atropello a la soberanía de su país, muchos –y acaso los mismos– se benefician del aporte económico de los familiares que llegan a los Estados Unidos, son residentes al año, trabajan y envían remesas, alimentos, ropa, medicinas, bicicletas, televisores: de todo.
La estampida y sus peligros
Como la CAA no se les aplicó a los 125.000 emigrados del Mariel en 1980, otras normas les facilitaron la residencia (a algunos, en la cárcel: los excluidos, personas con antecedentes penales que hasta la fecha los Estados Unidos tratan de devolver a Cuba). Del mismo modo, tras la crisis de los balseros de 1994, se determinó que sólo quienes llegaran al territorio serían admitidos, mientras que aquellos recogidos en el mar debían ser devueltos a la isla: la normativa de pies secos/pies mojados.
"La CAA ha sido la vía principal de ingreso de los casi dos millones de cubanos que viven en los EEUU"
No obstante las 20.000 visas de inmigrante que los Estados Unidos otorgan cada año a los cubanos, la CAA ha sido la vía principal de ingreso de los casi dos millones que viven en el país.
Hubo una época la en que llegaban de terceros países, como España, en avión: se los llamaba los amnésicos, porque en el vuelo destruían sus pasaportes de la Comunidad Europea, para evitar ser enviados de regreso, y decían haber tomado somníferos para ignorar cómo hacían el viaje por el cual habían pagado a gente que tampoco conocían: eran cubanos y se acogían a la CAA.
Más recientemente, desde que el presidente Raúl Castro eliminó la necesidad del permiso de salida (la tarjeta blanca), los Estados Unidos han otorgado unas 40.000 visas de turismo: varios ingresan para ver a su familia y solicitan el amparo de la CAA. Pero la vía de ingreso que más ha crecido es también la más peligrosa: de 20.500 que pasaron por las dos fronteras terrestres de los Estados Unidos, casi 14.000 lo hicieron por México.
Hay quien llega a Monterrey con un bolso y, tras sortear las preguntas de los funcionarios que buscan gente con pasaporte cubano (o pagar lo que les piden), siguen su camino para cruzar por Nuevo Laredo. Hay quien vuela a Tijuana y toma un bus hasta la línea, como se llama la frontera. Hay quien va a Matamoros, salen a conocer el Río Grande y llegan a Brownsville, en Texas. Pero para eso hay que estar ya fuera de Cuba. Y muchos, para salir de la isla, pagan a traficantes de personas. El periplo es una odisea, y sólo el costo económico llega a unos 12.000 dólares, según El Nuevo Herald.
Y desde la reapertura del diálogo entre los dos países que anunciaron los presidentes Barack Obama y Raúl Castro, el pasado 17 de diciembre, el temor a que esta legislación desaparezca ha causado un aumento del 60 por ciento de los cubanos que llegaron a los Estados Unidos. La Oficina de Aduanas y Protección de Fronteras (CPB, por sus siglas en inglés) informó que en el último trimestre de 2014 llegaron 8.624 personas, mientras que en el mismo período de 2013, lo hicieron 5.221.
"Desde diciembre ha aumentado 60% el ingreso de cubanos a EEUU"
Si 132 balseros fueron interceptados o avistados entre el 1º y el 16 de diciembre pasados, entre el 17 y el 1º de enero de 2015 aumentaron a 420. "Lo hemos visto antes: el temor a un cambio cuando la crisis de los balseros hizo que la gente tratase de entrar antes de que los Estados Unidos modificaran", recordó el profesor Henken.
Masud-Piloto, también fundador de la revista de estudios latinoamericanos Diálogo, señaló: "El hecho de que un número mayor de cubanos se hayan lanzado al mar luego del 17 de diciembre puede ser el testimonio más claro del hecho de que la CAA promueve la migración ilegal, y eso es algo que a los Estados Unidos les convendría terminar, inclusive si significa normalizar las relaciones con Cuba".
Parte de las relaciones normales entre países es una normativa migratoria normal. Para Henken, el desafío es muy claro: "Excepto que los Estados Unidos lo hagan de un día para el otro, es muy posible que se vaya a exacerbar el deseo de los cubanos de dejar la isla inmediatamente, así pueden llegar antes de que cambie la ley, lo que hemos visto en los últimos meses. Por eso, en estas reuniones, los representantes estadounidenses enfatizaron que no lo van a hacer, aunque muchos piensen que los días de la ley están contados, o al menos la forma en que se la interpreta".
En efecto, el subsecretario adjunto para Latinoamérica del Departamento de Estado, Alex Lee, aseguró tras la primera ronda de diálogos que, aunque Vidal haya pedido lo contrario, la ley seguirá como guía de la política migratoria. "Explicamos al gobierno de Cuba que mi gobierno está completamente comprometido con el respeto de la CAA y que se mantendrá la política de pies secos/pies mojados".
Pero la clave puede hallarse en otro lugar: la interpretación de la norma, como señaló Henken. "El presidente Obama no puede derogar la CAA, porque legislar es facultad del Congreso; sin embargo, el Fiscal General tiene potestad para interpretar la ley en su aplicación", explicó. "Se podría cambiar la interpretación para mandar el mensaje de que no se otorga la residencia automáticamente, sino que queda a discreción de Fiscal General a quién otorga parole para el ingreso."
"El movimiento de gente entre los países será parte de las negociaciones"
Sobre ese punto se explayó el ex embajador en Bulgaria (durante el gobierno de Ronald Reagan) y de Brasil (durante el de Bill Clinton). "Se podría regularizar la inmigración de maneras legítimas. Los cubanos pueden solicitar visa de inmigrante y venir; no sabemos si podrán salir libremente como turistas, o para visitas familiares o como inmigrantes: el movimiento de gente entre los países será parte de las negociaciones", explicó.
"El Gobierno de Cuba podría ser selectivo: permitir que alguna gente solicite visa de inmigrante y no permitírselo a otra. Así lo hacían los soviéticos con la excusa de que esa gente conocía secretos, por ejemplo, sobre la capacidad de defensa del país", ilustró Levitsky. "No lo sabremos por un tiempo. Nosotros apoyaríamos la reunificación familiar, que siempre ha sido algo que hemos defendido con fuerza, en cualquier dirección: si alguien quiere ir a Cuba a vivir con su familia, ¿quiénes somos nosotros para decirle que no?".