"En el caso de la Argentina, entre 2002 y 2011, se experimentó un proceso virtuoso de recuperación industrial durante el cual el sector creció en torno del 90 por ciento y el incremento de la productividad llegó a casi el 40 por ciento", destaca el estudio conjunto.
El reporte señala que "a pesar de los progresos realizados, el cambio estructural todavía sigue siendo un proceso inconcluso".
La investigación realizada por el Centro de Estudios de la UIA (CEU) junto con la OIT consta de tres documentos que amplían sobre la relación entre empleo, desarrollo industrial y entramado institucional.
En uno de los documentos se señala que "la desarticulación productiva que transitó Argentina en el pasado llevó a debilitar tanto los encadenamientos productivos como la articulación público-privada".
Un claro responsable de ese quiebre fue la política económica, en particular la cambiaria y de comercio exterior que se decidió implementar desde fines de octubre cuando se impuso el "cepo cambiario" y la exigencia de presentaciones de Declaraciones Juradas Anticipadas de Necesidades de Importación (DJAI), porque fueron autorizadas de modo discrecional y acorde con las disponibilidades de divisas en el Banco Central, independientemente de si se trataba de bienes de consumo final, o de insumos y partes relevantes para el proceso productivo, aun de mercadería exportable.