El presidente de los Estados Unidos, Barack Obama, abogó por imponer regulaciones al uso comercial y recreativo de drones, una industria en expansión, después de que uno de ellos se estrellara este lunes en los jardines de la Casa Blanca.
En extractos difundidos de una entrevista con la cadena CNN grabada en la India, Obama comentó que los aviones no tripulados pueden desarrollar funciones "increíblemente útiles", y citó como ejemplo su valor para monitorear cultivos agrícolas o la intención de la compañía Amazon de usarlos para entregar paquetes. "Pero realmente no tenemos ningún tipo de estructura regulatoria para todo ello", remarcó.
Contó que se comunicó con la Administración Federal de Aviación (FAA, por su sigla en inglés), que ya emitió algunas pautas sobre el uso de los drones, y otras agencias gubernamentales para estudiar cómo regular "esta nueva tecnología".
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En la madrugada del lunes, un pequeño drone de tipo cuadrirrotor (cuatro hélices) y unos 60 centímetros de largo, se estrelló en los jardines del área sureste de la Casa Blanca. Ese tipo de drone se puede "comprar en Radio Shack (cadena de tiendas de electrónica)", señaló Obama en la entrevista.
Poco después del incidente en la Casa Blanca, el propietario del avión no tripulado se presentó voluntariamente ante agentes del Servicio Secreto, el cuerpo encargado de proteger al presidente estadounidense y su familia, y sostuvo que se trató de un accidente.
Según su relato, estaba operando el drone con fines recreativos cerca de la Casa Blanca cuando, por accidente, perdió el control del aparato. De acuerdo con el vocero de la Casa Blanca, Josh Earnest, el incidente no supuso ninguna amenaza para nadie en el edificio.
Obama y su esposa, Michelle, se encontraban de visita oficial en la India cuando el drone se estrelló en los jardines de la residencia presidencial. Las dos hijas de los Obama y la suegra del presidente, Marian Robinson, que vive con ellos, sí estaban en Washington, pero no se ha precisado si se encontraban en la Casa Blanca cuando ocurrió el incidente.
El año pasado, el Servicio Secreto recibió duras críticas por varios fallos de seguridad que derivaron en la dimisión en octubre de su directora, Julia Pierson. Uno de los incidentes más graves ocurrió el 19 de septiembre, cuando Omar J. González, un veterano de la guerra de Irak con supuestos problemas mentales, logró entrar armado con un cuchillo en la Casa Blanca y acceder al primer piso de la residencia presidencial.
En diciembre, un panel de expertos en seguridad recomendó que la valla que rodea la Casa Blanca se elevara en más de un metro, que aumentara el número de agentes que conforman el Servicio Secreto y mejorara su entrenamiento.