Evo Morales, afirmó este jueves que su país volverá "un día" al océano Pacífico "con soberanía", durante su discurso tras ser investido para su tercer mandato consecutivo, hasta el año 2020.
El mandatario destacó entre las acciones desarrolladas en la gestión 2010-2015 la presentación "con solidez y consistencia" de la demanda contra Chile ante la Corte Internacional de Justicia de La Haya (CIJ), "frente a la dilación" en las negociaciones para resolver el centenario reclamo boliviano.
"Nuestra demanda está bien encaminada. Por historia, por justicia y por derecho, un día vamos a volver al océano Pacífico con soberanía", sostuvo el jefe de Estado.
Con esa demanda, Bolivia busca un fallo que obligue a Chile a negociar en firme y de buena fe su reclamo de una restitución del acceso soberano al océano Pacífico perdido en una guerra librada a finales del siglo XIX.
En aquella contienda, Bolivia perdió 400 kilómetros de costa y 120.000 kilómetros cuadrados de superficie.
Los dos países no tienen relaciones diplomáticas desde 1962, salvo un paréntesis de 1975 a 1978, por la falta de solución al reclamo marítimo boliviano, si bien mantienen consulados generales en La Paz y en Santiago de Chile.
Las relaciones se deterioraron más en 2013, después de que Bolivia llevara su demanda marítima ante la CIJ.
El Ejecutivo chileno rechaza esa reclamación con el argumento de que los límites quedaron zanjados en un tratado firmado en 1904, 25 años después de la guerra, y que la CIJ no tiene competencia para tramitar la demanda, pues se creó después de la firma de ese acuerdo.
La presidenta chilena, Michelle Bachelet, no asistió a la investidura de Morales, en la que su país estuvo representado por el presidente de la Corte Suprema de Justicia chilena, Sergio Muñoz.
Al terminar el acto de investidura, las autoridades y parlamentarios bolivianos entonaron el "Himno al Mar", una marcha militar que expresa el anhelo del país andino de retornar a las costas del Pacífico.
La crisis del petróleo
El presidente de Bolivia extenderá su liderazgo hasta 2020 con un importante apoyo popular, pero con el fantasma de la crisis del petróleo y la necesidad de buscar nuevos socios comerciales.
En sus primeros nueve años de gobierno, Morales nacionalizó las riquezas naturales, entre ellas los hidrocarburos, y dio al Estado el control de las principales empresas de caracter estratégico como las telecomunicaciones o la electricidad.
Favorecido por el precio del gas -que exporta a Brasil y Argentina-, el Estado boliviano percibió cuantiosos recursos que permitieron mejorar la distribución del ingreso en beneficio de los sectores populares.
Sin embargo, "ahora tendrá que gobernar en el marco de la caída del petróleo y por ello de baja de precios del gas, es decir, que tendrá que hacerlo ya no en condiciones del boom económico de los nueve años anteriores", señaló a la agencia AFP el analista independiente Carlos Toranzo.
Fue el propio Morales el que llamó a su equipo de gobierno a demostrar su capacidad y prepararse para la crisis, a lo que su ministro de Economía, Luis Arce, respondió: "Vamos a seguir creciendo, porque los precios internacionales ayudan, pero no son una condición suficiente ni necesaria".
Bolivia prevé para este año un ritmo de crecimiento económico de 5,9%, muy parecido al de 2014, cuando su PIB alcanzó los 30.000 millones de dólares.
La tentación de un cuarto mandato
Con el dominio absoluto del Congreso, el gobernante tendrá autonomía para, por ejemplo, hacer reformas a la devaluada justicia boliviana o, eventualmente, modificar la Constitución y abrir la posibilidad de un cuarto mandato.
La confirmación a los temores de la debilitada oposición pareció darla el viceministro de Descolonización, Félix Cárdenas, al afirmar que el rito del miércoles en Tiwanaku tenía "el objetivo de mostrar un liderazgo continental y anticipar un liderazgo planetario de cara a 2025".
Sin embargo, el mandatario, de 55 años, sostuvo el lunes en rueda de prensa que "nunca había pensado de verdad ese tema" de modificar la Constitución para una posible reelección.
Ni socialismo, ni liberalismo
El tercer mandato de Morales podría tener notorias variantes respecto a los dos anteriores, marcados por una posición fuertemente alineada con el denominado socialismo del siglo XXI, encarnado por la Venezuela del extinto Hugo Chávez.
Morales dio pautas de un nuevo concepto en su discurso de investidura indígena del miércoles.
"Desde aquí nos proyectamos al siglo XXI como una de las naciones descolonizadas del mundo en donde el vivir bien sea nuestra filosofía. El liberalismo y el socialismo europeo no nos sirven para este objetivo. Ellos pasaron a la historia junto a la república liberal y colonizadora de Bolivia", expresó.
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EEUU y el contexto internacional
Morales, que adelantó que su discurso de investidura no superará los 40 minutos, tiene también como asignatura pendiente una inminente normalización de las relaciones diplomáticas con Estados Unidos, congeladas desde la expulsión recíproca de embajadores y la salida de Bolivia en 2008 de la agencia antidrogas norteamericana, la DEA.
Bolivia "no tendrá el margen de autonomía de la década pasada" por lo que "estará obligado a salir a captar recursos financieros para su desarrollo y buscar mercados para sus productos", vaticinó el ex canciller Gustavo Fernández, citado por el diario Página Siete.
Por tanto, "la política exterior boliviana del próximo quinquenio deberá fundarse más en la promoción o defensa de los intereses económicos y políticos concretos de la nación y menos en pre conceptos ideológicos", estimó.