El hombre que llegó a ser bendecido por el propio Néstor Kirchner para avanzar en la investigación de la causa AMIA, paradójicamente pasó sus últimas horas maldecido por el oficialismo. Para el kirchnerismo ya no era el fiscal que podía ser determinante en el esclarecimiento del ataque terrorista más grave que sufrió la Argentina en toda su historia, sino la persona que ahora "atentaba" contra el Gobierno, acusando a Cristina Kirchner de orquestar un siniestro plan de encubrimiento para desligar a Irán de la responsabilidad del ataque a la mutual judía.