El fiscal especial del caso AMIA, Alberto Nisman, denunció una "confabulación criminal" encabezada por la presidente Cristina Kirchner para desvincular a los iraníes involucrados en la investigación por el atentado perpetrado en 1994. De acuerdo al dictamen presentado ante el juez federal Ariel Lijo, en la "maniobra" están involucrados el canciller Héctor Timerman, el diputado nacional Andrés Larroque, el piquetero Luis D'Elía y el líder de Quebracho, Fernando Esteche.
Este jueves Nisman contó cómo se inició la investigación: "El tema empezó de casualidad, con un teléfono que teníamos intervenido porque por ahí hablaba (Mohsen) Rabbani. La idea era poder capturarlo. Tuvimos la mala suerte de que siempre habló desde Irán, pero en ese teléfono fue cuando aparecieron las primeras escuchas vinculadas a esta denuncia".
Rabbani es uno de los máximos responsables por el ataque terrorista según la Justicia argentina y tiene pedido de captura internacional. En las pruebas aportadas por Nisman, hay diálogos entre Rabbani y un funcionario diplomático iraní que reside en Buenos Aires que se llama Jorge Alejandro "Yussuf" Khalil.
"Vino un día un asesor y me dice que en una conversación empezaron a hablar de que van a zafar de la investigación. Decían cosas sobre mi persona. Y después empezamos a juntar todo y es increíble", ahondó.
A partir de esa revelación se inició la recolección de evidencias que Nisman presentó ante la Justicia federal. Si bien la fuente principal son más de dos años de escuchas telefónicas, la mayoría de los hechos que allí se mencionan se corroboraron con otros indicios. Es de tal magnitud la prueba acumulada que el fiscal decidió presentar la denuncia y pedir en el mismo acto la declaración indagatoria de la presidente Cristina Kirchner, algo que podría ser aplazado para cuando la investigación esté avanzada.
"La información es muchísima, pero lo que más me sorprende a mí es la impunidad con la que se habla. La impunidad con la que los protagonistas dicen 'a mí no me va a pasar nada'", reflexionó Nisman en diálogo con Marcelo Longobardi en radio Mitre.
El fiscal cree que la "maniobra" comenzó dos años antes de que se firmara el Memorando de Entendimiento con Teherán en 2013. En su exposición, Nisman explica que las motivaciones que llevaron a la concreción del pacto fueron estrictamente económicas. La Argentina, necesitada de energía, negociaría con Irán impunidad a cambio de "granos y carne". Sin embargo, para poder cumplir con este acuerdo se necesitaría algo más: garantizar la caída de las circulares rojas que pesan sobre varios funcionarios del régimen iraní, hecho que no ocurrió.
El memorando de entendimiento con Irán, aprobado por el Congreso de la Nación, es la herramienta con la que la Argentina buscaba dar de baja las circulares rojas de Interpol. Estas órdenes de capturas son las que le impedían a los acusados salir de su país por miedo a ser detenidos. Sin embargo, el organismo internacional nunca accedió y las circulares aún están vigentes. Ése fue el principal impedimento que terminó enojando a los iraníes, que nunca aprobaron el memorando de entendimiento.
Nisman recordó que en 2013 la Presidente pidió respuestas a Irán en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas. "Un día después del discurso, un jueves, el canciller Timerman dice que recibió un comunicado de su par iraní en el que le pedían una reunión bilateral, pero cuando vamos a las escuchas notamos que el tránsito informativo del viernes es altamente sugestivo", recordó.
A modo de ejemplo, citó que en una de esas conversaciones D'Elía se contactó con Khalil. "Tengo un pedido urgente de la Presidente, me tenés que armar una reunión con el Encargado de Negocios; tienen que anunciar que el acuerdo fue aprobado", le pidió el piquetero al diplomático iraní. "Pero vos sabés que por las cagadas que se mandó este ruso de mierda las circulares no se bajaron", replicó Khalil. Y D'Elía reiteró: "No importa, aunque sea para decir algo, así le demostramos a Interpol que esto avanza y se caen las circulares; hagamos las reuniones y vemos lo que pasa".
Nisman cree que "ruso de mierda" es una expresión despectiva que apuntaba a la actuación de Timerman, que aún no había logrado desviar el interés de Interpol en mantener vigentes las circulares de detención. Los encuentros finalmente se realizaron y días después trascendió un despacho de la agencia de noticias oficial de Irán que indicaba que el memorando había sido aprobado. La información era falsa, se comprobó meses después.
Roles
De acuerdo a la presentación de Nisman, el diputado Larroque es quien impartía órdenes en nombre de la Presidente. "Era la voz de la jefa de Estado; el recibía las órdenes y las transmitía a Khalil o iba a la casa de D'Elía en La Matanza, donde estaba Khalil y se encargaba de coordinar todos los movimientos; él cumplía las órdenes de la Presidente", explicó Nisman.
Esteche, líder de Quebracho, tiene una activa participación en el armado de los acuerdos secretos. "Yo tenía a Esteche como una persona de militancia, piquetero, pero debo admitir que tiene un nivel intelectual muy alto e interviene en el armado de la hipótesis falsa". Nisman no pudo comprobar que Cristina Kirchner haya recurrido a Esteche pero sí fue D'Elía quien recurrió al integrante del grupo Quebracho.
"D'Elía y Esteche eran los instrumentadores. D'Elía iba a ver a un ministro para decirle: yo ya arreglé con la gente iraní la primer reunión en Caracas. Pero el ministro le decía hay que firmar el memorandum y del otro lado de Irán respondían que primero había que firmar las circulares rojas", repasó Nisman.
El futuro de la denuncia
Nisman explicó que aún no pidió detenciones porque cree que sería apresurado. Ahora la denuncia la tiene la jueza de feria, María Servini de Cubría. Ella será quien resuelva si el dictamen se sustancia ahora o si finalmente se espera al 1 de febrero. El juez natural de caso es Ariel Lijo, el mismo que investigó a Amado Boudou en el caso Ciccone.
"Me ha dolido mucho hacer esta denuncia. Creo que tengo la razón. Pero el daño que esto institucionalmente produce es terrible. No puedo hacer otra cosa. No hay nada personal. Me tocó denunciar a (Carlos) Menem por encubrimiento, al comisario Palacio, con quien yo tenía una relación personal y nadie de los que ahora me critican dijo una sola palabra. Ahora toca esta gente porque las pruebas me lo indican; que cada uno se haga cargo de lo que hizo", completó el fiscal.