La jueza Marcela López adelantó su salida de la investigación por el crimen de Lola Luna Chomnalez. Presentó un certificado médico por lumbalgia, aunque en los medios uruguayos hablaron de "estrés". Una fuente consultada por Infobae dijo que frente al aluvión de detenidos que finalmente quedaron en libertad, había pedido a los investigadores que afinen sus tareas. Lo cierto es que el caso se quedó sin detenidos y el expediente volvió a foja cero.
Las certezas hasta ahora son pocas. En primer lugar, la Justicia cuenta con los resultados preliminares de la autopsia, que arrojaron que la joven murió asfixiada. Una fuente consultada por Infobae comentó que antes de morir no habría sido atacada con un cuchillo de cocina, sino con "un arma de hoja pequeña", lo que explicaría que los cortes que tenía no eran profundos. Asimismo, dijo que "el golpe en la cabeza no es un puñetazo, sino que se produjo cuando le apoyaron la cabeza contra la arena".
El jueves se presentó en el expediente el análisis de los teléfonos celulares de Lola y del marido de su madrina, Hernán Tuzinkevich, el primer incomunicado que tuvo la causa. El autor del informe se presentó a declarar para brindar precisiones e interpretar los resultados. La jueza López también se entrevistó con los peritos que analizaron tres objetos hallados en la escena del crimen: una colilla de cigarrillo, un pedazo de madera con un mechón de pelos y un buzo de hombre.
Una fuente dijo a este medio que también se comenzó a investigar si la menor estuvo involucrada en la compra de estupefacientes, debido que su cuerpo fue hallado en un lugar resguardado de la costa. La magistrada espera los resultados toxicológicos de la autopsia.
La otra hipótesis tiene que ver con un robo. Se sabe que la joven tenía 2.500 pesos uruguayos en la mochila rosa con la que salió a caminar el 28 de diciembre y que nunca apareció. Las autoridades la buscan con drones.
Una vez que la investigación se alejó de la familia, el caso se centró en la forma en que el cuerpo fue encontrado, lo que derivó en la indagatoria del carpintero que lo halló junto a su hijo de 14 años. Desde allí, a partir de un identikit que también ayudó a confeccionar un testigo que vio a un hombre caminando detrás de Lola, se llegó a Richard Alejandro "Conejo" Gutiérrez, que según el diario más importante de Uruguay, El País, había confesado el crimen, algo que fue rotundamente desmentido por fuentes judiciales y policiales y por el Ministerio del Interior.
El jueves, antes de ser liberado, "Conejo" fue sometido a una rueda de reconocimiento en la que no fue identificado. También fue careado junto a Juan Sosa, un albañil con el que el hasta el jueves era principal sospechoso había estado trabajando en una casa frente a la playa y que declaró que Gutiérrez desapareció el día del crimen durante tres horas y volvió con una bolsa con comida, pese a que no tenía dinero. Buena parte del interrogatorio versó sobre cómo había conseguido unos billetes. Dijo que encontró unos pesos en la playa y que su madre también le había dado algunos, tal como la mujer aseveró el miércoles, cuando se presentó a declarar voluntariamente en los juzgados de Rocha.
"Nos querían culpar a toda costa", dijo Sosa, de 20 años. "Es una injusticia. Me llevaron preso por pintar un techo", protestó.
Sosa adelantó que iniciará acciones legales contra el Ministerio del Interior porque durante el allanamiento a su casa le rompieron varios muebles. Lo mismo hizo el abogado de "Conejo", Ángel Sosa, aunque apuntó contra El País y otros medios por cómo trataron la noticia. Aseguró que los va a demandar.
Según El País, todavía se busca a "Huguito", un amigo del "Conejo" sobre quien se pidió dos veces que sea detenido para ser indagado, pero a quien todavía no se encontró. Se trata del hijo de la dueña del almacén en el que trabaja la madre de Gutiérrez.
Algunos medios uruguayos sugirieron que la investigación volvió a poner en la mira a la madrina de Lola y su marido. Por ejemplo, El Observador informó que Tuzinkevich volvería a ser indagado. Y reveló una supuesta charla que tuvo con un tío de la joven, quien no se habría ido conforme con las explicaciones, pero la información fue desmentida.
El mismo diario recordó que los investigadores sospecharon desde un primer momento del entorno de la joven por dos cuestiones. Primero, porque hubo presiones políticas para alejar el expediente de la inseguridad. Segundo, porque la teoría criminalística reza que la mayoría de los crímenes violentos son pasionales. Y hasta el día de hoy los investigadores recuerdan dos puntos de la declaración: que hubo contradicciones y que a la jueza le quedó la sensación que mostraron poco afecto por Lola. Esa afirmación generó malestar entre la madrina y su marido, que empezó con sesiones diarias de terapia.
Naturalmente, el estado de la investigación genera disgusto en la familia Chomnalez. El jueves, a la salida de los tribunales, su abogado, Jorge Barrera, lamentó: "A casi diez días de esta circunstancia dolorosa evidentemente no tenemos la respuesta que se merece la familia, y que nosotros esperábamos".
La investigación quedó en manos de la policía. El martes asumirá la nueva magistrada, Silvia Urioste, a quien le corresponde el expediente, pero que estaba de vacaciones. Hasta entonces actuará la jueza de turno, María Camacho, si es que se necesita alguna orden de detención o de allanamiento. Quizás un giro de último momento o algún nuevo arrestado que vuelva a la calle a las pocas horas.