Antes del año 2000, los movimientos nacionalistas y separatistas eran los protagonistas principales del terrorismo. Desde entonces, la religión y sus ideologías asociadas han ocupado ese lugar, en particular en los territorios de Oriente Medio desestabilizados por el choque entre etnias diferentes y las intervenciones de terceros países, como los Estados Unidos y Gran Bretaña. En ese tiempo la cantidad de vidas humanas perdidas en atentados se han multiplicado por cinco: 3.361 en 2000 y 17.958 en 2013.
Los datos, de la Lista sobre Terrorismo Global 2014 del Instituto de Economía y Paz, revelan que este fenómeno global ha crecido en el último año, con un 61 por ciento de aumento de las personas asesinadas el año pasado.
Ese aumento se ha debido a las acciones del Estado Islámico (ISIS), Boko Haram, al-Qaeda y los Taliban, grupos responsables del 66 por ciento de los atentados mundiales, cifra que los convierte en organizaciones terroristas más mortíferas de los quince últimos años: han matado a unas 25.000 personas en una década. Los países que encabezan la lista de los más vulnerados por sus acciones son precisamente aquellos en los que operan estos grupos: Irak, Afganistán, Pakistán, Nigeria y Siria.
Al analizar esa lista, se advierte que de ese total de 25.000 víctimas, casi la mitad –12.000– ha caído a manos de los Talibán de Afganistán y de Tehrik-e-Taliban (TTP), los Talibán de Pakistán. Esta semana, después de la masacre en una escuela de la población pakistaní de Peshawar, esa primacía no resulta extraña. Detrás de los Talibán se ubicaron al-Qaeda y sus socios principales, con 8.585 muertes. Al final del listado, ISIS y Boko Haram han matado a 3.000 personas, la mitad de ellas sólo en 2013.
En vista de esas desproporciones, ¿por qué la prensa y los políticos –en espacial los que asoman como precandidatos para las elecciones nacionales de 2016, y necesitan definir sus ideas sobre política exterior– de los Estados Unidos se concentran tanto en el caso de ISIS, si los Talibán en su conjunto son la fuente principal de violencia terrorista?
"En primer lugar, muchos medios apoyan al gobierno de Barack Obama y no quieren destacar aquellos elementos que echarían vergüenza sobre su gestión", respondió a Infobae Joseph Prud'homme, profesor de Ciencia Política y director del Instituto de Estudios de Religión, Política y Culture de Washington College. "Obama es responsable del retiro de las fuerzas estadounidenses de Afganistán y de la reducción del gasto militar. Cada acto terroristas de los Talibán, o quienes los apoyan, recuerdan al pueblo de los Estados Unidos que esas dos cosas pueden haber sido un error, y por eso los medios no lo enfatizan."
La dinámica se mantiene entre los políticos republicanos, agregó: "Los Estados Unidos están cansados de la guerra y los republicanos no quieren revisar la contención de los Talibán u otros grupos mediante el uso de una fuerza militar sustancial. Hacerlo requeriría una escalada de las fuerzas en todo el mundo, y el electorado estadounidense hoy no lo apoya. Y ahora que los republcanos creen que tienen una oportunidad muy verdadera de recuperar la Casa Blanca en 2016, esto los vuelve más adversos a proclamas audaces que podrían alejar al electorado".
Para David Romano, profesor de Ciencia Política y experto en Violencia y Terrorismo Políticos de Missouri State University, hay otras razones. "Tiene que ver con que los Talibán existen hace más tiempo, y durante años se han conocido sus acciones atroces. Y de verdad no logran ser una amenaza de derrocamiento para el gobierno de Pakistán, aunque son una amenaza para Pakistán, mientras que ISIS es una encarnación nueva que amenaza tanto a Siria como a Irak. Esos factores sumados hacen que ISIS sea más visible para los medios."
Otro factor, agregó, es su manera diferente de trabajar a posteriori sobre sus acciones: "ISIS se jacta de sus ataques atroces al ponerlos en línea, mientras que los Talibán no suben videos a la red. Aunque los Talibán, tanto en Afganistán y Pakistán, han tomado rehenes extranjeros, ISIS sabe cómo llegar a los medios mucho más efectivamente con acciones similares".
También Jason H. Campbell, analista político de The RAND Corporation (un think tank que en sus orígenes realizaba investigaciones y análisis para las fuerzas armadas de los Estados Unidos, hoy financiado por el gobierno y fuentes privadas), cree que la historia de las organizaciones es parte de la explicación. "Cuando se habla de los Talibán de Afganistán o del TTP (el Movimiento Islámico de los Taliban, Talibno Islami Ghurdzang en pashto), que se concentra en Pakistán y ISIS, hay que considerar: 1) los primeros han estado activos durante un par de décadas; 2) el TTP ha surgido hace unos siete años; 3) ISIS ha evolucionado desde lo que era al-Qaeda en Irak, y regresó muy abruptamente a la escena internacional en los últimos meses tras su derrota en 2007 y 2008 porque, con mucha rapidez y filas relativamente bajas, logró dominar a los militares iraníes que los Estados Unidos han tratado de entrenar durante una década."
En su opinión, otro factor importante es que ISIS cuenta con equipamiento militar de última generación: "Han podido ganar y retener territorio en una parte del mundo que ya incluye un número de actores originarios, como Irán o los estados sunitas del golfo. El hecho de que hayan podido desplegarse de ese modo tan abrupto en Siria e Irak con tácticas brutales es probablemente la razón por la cual han obtenido tanta prominencia".
Más allá de la habilidad en los medios sociales y del armamento de ISIS, los Talibán prevalecen, "con una gran motivación y también tácticas brutales, como hemos visto en la escuela de Penshawar", agregó Cambell.
"En su mayoría han estado activos por un tiempo, y de 2007 a 2009 algunos elementos del TTP lograron avanzar sobre territorios del país, lo cual despertó la atención mundial y la preocupación de Islamabad. Pero los militares pakistaníes pudieron empujarlos a sus áreas de influencia más tradicionales, las regiones tribales. Se les ha permitido así un casi-refugio, de larga data, en la frontera con Afganistán, y ahí han podido operar. Y ahora, como en 2009, han vuelto a recibir atención mundial", agregó, en relación al atentado del 16 de diciembre, por el cual murieron 145 personas, entre ellas 132 niños de entre diez y dieciocho años. "En las próximas semanas veremos que los militares pakistaníes habrán de responder."
Esta insurgencia comenzó con una bandera religiosa. ¿La mantiene todavía, o es apenas una herramienta de comunicación con fines políticos y financieros?
"Estos grupos van a sostener la idea de que pelean por el honor del Islam"
"Todos estos grupos, en la medida en la que han comenzado a competir por su legitimidad, van a sostener sus lazos con el Islam y la idea de que pelean por el honor del Islam", observó Campbell. "Pero el grado en que los líderes y los simpatizantes de estos grupos son seguidores de clérigos islámicos es muy dudoso en muchos casos. Se trata menos de enfatizar la educación islámica que de probar al grupo que uno es el procurador verdadero de los intereses del Islam, y que por eso lucha. Actúen o no por una motivación religiosa genuina, ella es una de sus prioridades porque en sus mentes es aquello que los diferenciará de otros grupos con los que compiten."
Según Prud'homme, ISIS y TTP se ven a sí mismos "como catalizadores de una revolución mundial islámica". Saben que su poder es precario si no reciben apoyo de otros grupos radicales. "Por eso han actuado con arrojo para inspirar a los seguidores en el mundo y en sus países. Los antiguos Talibán ven su posición, tras la salida de los Estados Unidos, como menos precaria: sienten que pueden obtener el gobierno de Afganistán y establecer un régimen seguro. Pero para hacerlo necesitan conquistar no sólo a los yihadistas en el exterior, como hace ISIS, sino a la población local. No por eso son más moderados, pero han calculado que si pueden conquistar a la población local tendrán un régimen asegurado."
ISIS, por caso, posee un equipamiento militar de última generación: se puede argumentar que no busca el dinero per se, pero sin dinero no podrían haberse pertrechado. "Han podido controlar zonas petroleras de Irak", destacó Campbell. "Lo contrabandean a Siria. Eso es una gran fuente de ingresos. En Afganistán y Pakistán hay más contrabando, extorsión y secuestro". Pero ningún grupo ganaría legitimidad de ese modo. Hay, destacó Romano (y lo desarrolló en una nota), una cuestión moral.
"Cuando se unen la religión y la política es difícil desenredarlas. ISIS es un movimiento político que quiere dinero y poder pero usa la religión como un código para obtener justificación retórica para sus acciones. Si leemos sus comunicados, se preocupan mucho por mostrar que todo lo que hacen es legal según la ley islámica", explicó el experto. Y agregó que estos movimientos extremos "atraen o crean sociópatas que harían cualquier cosa, pues cualquier medio justifica cualquier fin para ellos". En este caso la justificación es religiosa.
Los Talibán afganos y los pakistaníes son diferentes, aunque ambos se denominan con la palabra que significa estudiantes en pashto. "Tienen vínculos, desde luego, pero son grupos diferentes. Tanto que los Talibán de Afganistán condenaron el ataque a la escuela que perpetraron los Talibán de Pakistán", recordó el especialista Romano. "Pero en términos de ideología y demografía, estas organizaciones separadas son muy similares."
El experto de RAND en seguridad internacional, contrainsurgencia, inteligencia y reconstrucción post-conflicto, distinguió para este medio: "Los Talibán afganos, prominentes en la década de 1990 porque básicamente salieron como los ganadores de una guerra civil sangrienta que siguió a la ocupación soviética, son muy distintos del TTP, que se formó en 2007 como una coalición más o menos suelta de organizaciones radicales ya establecidas en su mayor parte en las áreas tribales pakistaníes, con el denominador común de tener en la mira al gobierno y los militares de Pakistán".
Los antiguos –es un decir– Talibán surgieron en Afganistán, donde instalaron su Emirato Islámico que dominó el país entre 1996 y 2001. Este movimiento jihadista venía en formación desde la década de 1980, y aunque muchos cesaron su combate en 1989 luego de que se retirasen las tropas de la ex Unión Soviética, otros continuaron en latencia y se reagruparon en 1994, con el impulso inicial de detener el caos –en particular las atrociades contra niños– en la región de Kandahar. Era un grupo más joven y más radicalizado en su ideología religiosa.
Algunos sectores de los militares pakistaníes los miraron con simpatía. Poco les costó reclutar militantes entre la población afgana pauperizada y desplazada –sobre todo entre huérfanos y estudiantes– como refugiados en Pakistán. En breve expusieron y agigantaron las tensiones entre la aristocracia pashto y las tribus nómadas, y a los estímulos ideológicos y religiosos sumaron los tribales, una dualidad que persiste: el Islam como ideología vertical cohesiona a los grupos tribales horizontales.
El 27 de septiembre de 1996, con ayuda militar de Pakistán y financiera de Arabia Saudita, los Talibán tomaron Kabul. He ahí otra diferencia a considerar, destacó el profesor Prud'homme: "Los Talibán de Afganistán han tenido la experiencia de conducir un gobierno, y por ende son un poco más astutos en política, pues conocen la importancia de cultivar el apoyo local". En cambio, los Talibán de Pakistán, discriminó, "no piensan de forma alguna que pueda ser considerada pragmática o informada por la experiencia de mantener el apoyo de una franja de la población como tienen los afganos".
Aquel gobierno de Kabul impuso su visión rígida de la religión. Se recuerda que prohibieron que las mujeres trabajasen (salvo como amas de casa), que estudiasen, que sus ropas no las cubrieran completamente (incluida la burka, que ocultaba sus caras) y que salieran a la calle sin la compañía de un varón, entre otras barbaridades misóginas.
Destrozaron tesoros históricos que consideraron Occidentales, y por ende infieles. Alojaron a Osama bin Laden (fundador de al-Qaeda) cuando debió abandonar Arabia Saudita. Para llegar a controlar casi el 90 por ciento del territorio, lucharon con brutalidad y realizaron al menos quince masacres hasta que el 7 de octubre de 2001, por un cambio de política que siguió a los bombardeos de distintas embajadas de los Estados Unidos, el presidente George W. Bush lanzó operaciones militares en Afganistán que concluyeron con la caída de Kabul el 12 de noviembre.
No obstante, el movimiento continuó activo contra lo que llamó la ocupación de tierras musulmanas por los infieles y la consecuente corrupción de su gobierno-marioneta de Afganistán.
ISIS, en cambio, "ha estado cerca de al-Qaeda por largo tiempo y ha mantenido cooperación y una mirada similar", remontó el profesor Romano. "Recordemos que ISIS emerge de lo que originalmente era al-Qaeda en Irak y luego hizo metástasis en el Estado Islámico in Irak. Cuando era sólo al-Qaeda en Irak, conducido por Abu Musab al-Zarqawi, al-Qaeda en Irak tenía desavenencias muy grandes con el comando central de al-Qaeda (aunque no es una organización muy estructurada), pero tenía grandes discusiones con al-Qaeda en Afganistán y Pakistán porque le decían que sus atentados suicidas con bombas contra civiles en Irak eran demasiado, que arruinaban su marca (por así decir), que los hacía aparecer como muy sanguinarios. Él no estuvo de acuerdo al punto en que más o menos lo repudiaron. Y ese desacuerdo sobre métodos han continuado al punto que hoy vemos que los Talibán y al-Qaeda han dicho que ISIS no los representa."
Desde 2001, también, la evolución de los Talibán de Afganistán los ha llevado a diferenciarse de los Talibanes de Pakistán, hoy TTP, una estructura que une a tres decenas de grupos armados jihadistas que quieren derrocar al gobierno de Islamabad e imponer un Estado islámico.
Esta organización se fundó en 2007 con el liderazgo de Baitulá Mehsud, en insurgencia contra el régimen militar del general Pervez Musharraf. En 2009 un ataque de un dron de los Estados Unidos mató a Mehsud, acusado de haber preparado el asesinado de la ex primera ministra Benazir Bhutto en 2007. Lo sucedió su primo Hakimullah Mehsud, quien murió el año pasado en otro ataque aéreo estadounidense.
"Como conglomerado de varios grupos, comenzaron a tener desavenencias sobre quién debería ser el reemplazante", dijo Campbell. "Eso creó una división entre ellos. Vemos una diferencia entre los grupos originarios de 2007, algunos más extremistas, y otros con más voluntad de dialogar con el gobierno pakistaní. Hoy tenemos pequeños grupos, algunos más radicalizados y menos inclinados a discutir ceses de fuego o tener conversaciones con miras a la paz."
En parte eso se ve en que el nuevo líder, el mulah Maulana Fazlullah, es el acusado de haber ordenado el atentado al cual sobrevivió al premio Noble de la Paz Malala Yousafzai, joven que escribió en un blog anónimo crónicas de la vida bajo la violencia de los Talibán y defendió –entre otras cosas– el derecho de las niñas a estudiar.
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Entre los muertos por el TTP se cuentan militares y otras fuerzas de seguridad, políticos que consideran emponzoñados por Occidentes, líderes tribales, chiítas. Pero sobre todo, como se vio el martes 16 de diciembre en la atrozmente calmosa masacre en la escuela de Peshawar –los asesinos iban aula por aula para matar a conciencia–, las instituciones educativas suelen ser un blanco para estos Talibán.
La masacre de escolares que realizó TTP sucedió poco después de que los Estados Unidos anunciaran el retiro de tropas de Afganistán. El profesor Prud'homme encuentra una conexión, no obstante lo cual aclaró que "eso no implica decir que el ataque no hubiera sucedido si los Estados Unidos estuvieran todavía desplegados en Afganistán". La única diferencia hubiera sido que "un ataque tan brutal habría sido mucho más difícil".
Opinó: "El TTP y los antiguos Talibán, aunque no están conectados formalmente, comparten muchas cuestiones de inteligencia y operatividad. Si las tropas de los Estados Unidos hubieran estado allí, tanta brutalidad habría provocado un acceso de actividad contra los viejos Talibán, lo cual, dadas las conexiones entre el TTP y ellos, hubiera golpeado al TTP". Y agregó: "También es cierto que el éxito de ISIS ha estimulado al TTP".
Campbell encontró difícil afirmarlo, pero reconoce que ha existido especulación sobre el apoyo de la inteligencia militar de Pakistán y de ISIS en este y otros de los ataques recientes. "Lo que se ve es que estas organizaciones radicales a ambos lados de la frontera (entre Afganistán y Pakistán) se han beneficiado de la hostilidad entre los funcionarios pakistaníes y afganos, y estas organizaciones han logrado apoyarse en un estado, y contar con santuarios, a cambio de ocuparse del otro. Sería bueno que los funcionarios de ambos lados se unieran y dejaran de tratar de trabajar con los terroristas 'buenos', que creen controlar, contra los 'malos': eso sólo conduce a la inestabilidad mutua."
Romano coincidió: "Ha sido un error que algunos elementos del gobierno pakistaní pensaran que podían apoyar a los Talibán en Afganistán a la vez que combatían a los Talibán en Pakistán".