"¡Ojalá nos perdonen!", señaló el comandante Pablo Catatumbo saliéndose de la lectura de un comunicado, en el cual la guerrilla expresó su "profundo pesar por lo sucedido", en un gesto de reconciliación que fue reconocido por el presidente colombiano, Juan Manuel Santos.
Una docena de habitantes de esa comunidad afrodescendiente del Chocó, noroeste de Colombia, se trasladó a La Habana, sede de las conversaciones de paz entre las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) y el gobierno de Santos, para mantener conversaciones con los rebeldes.
El 2 de mayo de 2002, en medio de un combate entre las FARC y paramilitares colombianos en Bojayá, la guerrilla disparó un proyectil artesanal que, por error, cayó en la iglesia, donde se habían refugiado los pobladores. De los 79 muertos, 48 eran menores de edad. También hubo decenas de heridos.
Acto católico por los muertos
Aunque las conversaciones fueron a puertas cerradas, en el Hotel Palco, oeste de La Habana, testigos presenciales las calificaron de emotivas y solemnes.
"Fue muy emotivo, tendieron en el piso una tela con las fotos de las 79 víctimas, y tres sacerdotes católicos, que viajaron en la delegación de Bojayá, oficiaron un acto en su memoria", manifestó a la agencia AFP un testigo.
El jefe del equipo negociador de la FARC, Iván Márquez, indicó que la ceremonia "fue muy bonita, emocionante y solemne".
"Tengo que reconocer, hacer ese reconocimiento, que sucedió esta mañana en un evento que fue bastante conmovedor: las FARC por primera vez asumieron su responsabilidad en la masacre de Bojayá", señaló el presidente Santos en Colombia.
"Eso es lo que esperamos de las FARC y eso es lo que esperamos del proceso (de paz). Que todo ese dolor que ha generado esta guerra de más de 50 años podamos dejarlo atrás, que esa fábrica de víctimas la cerremos definitivamente", agregó.
Tras una hora y media de encuentros, ambos grupos ofrecieron una conferencia de prensa, en presencia de delegados de la ONU, países garantes (Cuba y Noruega), acompañantes (Venezuela y Chile) y el embajador de Colombia, Gustavo Bell.
"El perdón sólo lo puede otorgar cada víctima, cada sobreviviente"
"En nuestra memoria está grabado de forma imborrable el dolor que produjo esa masacre", sostuvo Leyner Palacios a nombre de la comunidad.
Pero "el perdón sólo lo puede otorgar cada víctima, cada sobreviviente, por eso nosotros llevaremos a nuestras comunidades esta declaración de petición de perdón que hoy ha hecho las FARC", agregó.
"Escuchar de todos los actores que pidan perdón a las víctimas es un paso muy necesario para poder inciar una reconciliación en el país", añadió.
Los pobladores de Bojayá culpan a la guerrilla, a los paramilitares y al gobierno de la masacre, pues este último no atendió el alerta dado por los habitantes antes del combate.
Contrición con reparación
"Las FARC deben mostrar actos concretos que manifiesten su contrición, de tal manera que la sinceridad manifiesta se traduzca en acciones concretas", apuntó Palacios.
Citó un "compromiso de no realizar más agresiones contra la población civil", respeto a la autonomía de esa comunidad de afrodescendientes y declarar a Bojayá y a toda la costa del Pacífico colombiano zona de paz.
Al respecto, las FARC estamos considerando "unas respuestas lo más integrales posibles ante nuestra deuda con la comunidad de Bojayá", resaltó Catatumbo.
Frente al dolor de todas las víctimas de la guerra, cuyo último grupo fue recibido el martes en La Habana, "anunciamos la decisión de
, señaló.
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La guerrilla accedió a la petición de la comunidad de realizar otro acto de reconciliación en el lugar de los hechos a mediados de 2015, para lo cual reclamaron la ayuda de los países garantes, acompañantes y la ONU.
Pero "esta petición de perdón debe reflejarse en la mesa de negociaciones con el gobierno nacional", explicó Palacios.
Por su parte, indicó que su comunidad recibe "con esperanza el cese del fuego" decretado por la FARC e invitaron a los participantes de la mesa de negociaciones de La Habana "a no levantarse sino hasta la firma de un acuerdo final".