Expertos de las universidades Nacional Autónoma de México (UNAM) y Autónoma Metropolitana (UAM) señalaron que la hipótesis oficial de que los jóvenes fueron calcinados "carece de rigor científico".
Incluso señalaron que el pedazo de hueso que permitió a expertos del laboratorio de la austríaca Universidad de Innsbruck identificar a Alexander Mora, una de las presuntas víctimas, "proviene de un sitio distinto" al río San Juan, donde supuestamente fueron arrojadas las cenizas.
Jorge Antonio Montemayor, del Instituto de Física de la UNAM, y Pablo Ugalde, investigador de la UAM, creen "imposible" la hipótesis del procurador general de la República, Jesús Murillo, de que los restos fueron incinerados hasta consumirse, en un vertedero de Cocula, cerca de Iguala.
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"La versión oficial no se sustenta más que como una fantasía" de Murillo, dijeron. El informe considera que se requerían "33 toneladas de troncos de árboles de una cuatro pulgadas de diámetro para cremar 43 cadáveres".
Asimismo, se necesitarían alrededor de 995 gomas de autos de pasajeros para consumir los restos de los 43 jóvenes, según los especialistas.
De acuerdo con la Procuraduría, los 43 estudiantes de una escuela rural para maestros fueron secuestrados por policías la noche del 26 de septiembre pasado en el municipio de Iguala y entregados a miembros del cártel Guerreros Unidos, que los asesinaron y calcinaron sus restos en el vertedero de Cocula.
Pero los padres de los desaparecidos continúan sin creer esa versión. Durante la visita a Ezequiel Mora en su casa de El Pericón, el vocero de los padres, Felipe de la Cruz, dijo que los restos de Alexander fueron "plantados" y que la PGR sabe de dónde provenían.