El estrés se convirtió en un fenómeno cada vez más frecuente en el ámbito laboral que afecta a trabajadores de distintas edades, géneros y cargos por igual. Un estudio dio como resultado que el 58% de los argentinos afirma haber sufrido algún trastorno asociado al estrés: el 29,8 por ciento sufrió pánico, angustia y ansiedad mientras que el 27,3 por ciento trastornos gastrointestinales.
En cuanto a las causas, el 26,6 por ciento coincide en que el bajo salario en relación con la responsabilidad del puesto es lo que más estrés genera, seguido de cerca por la falta de coherencia entre lo que las organizaciones dicen y hacen con un 24,2 por ciento.
Por otra parte, el 67,4% afirma que la situación económica del país le genera mucho estrés.
Los datos surgen de una encuesta sobre "Estrés Laboral", realizada por Grupo RHUO en alianza con la Facultad de Ciencias Empresariales de la Universidad Abierta Interamericana (UAI), para la que fueron consultados 1.300 hombres y mujeres de todo el país entre el 6 y el 21 de noviembre de 2014.
"En nuestros consultorios hay un incremento muy importante comparado con el mismo período del año anterior. Hay un 25% más de consultas de estrés vinculado al trabajo. Las tareas laborales y la responsabilidad en el trabajo tienen un altísimo causal de estos cuadros de estrés. Lo que hemos visto mucho es el trastorno de ansiedad generalizado (TAG) con ataques de pánico. Es un trastorno cuya característica esencial es la preocupación excesiva y, por supuesto, el trabajo es una de las primeras, con síntomas como contracturas, cansancio, mal sueño, ataques de pánico, sudoraciones", señaló a Infobae Gabriela Martínez Castro, directora del Centro Especializado en Trastornos de Ansiedad (www.ceeta.org).
"Este tipo de cuadros, una vez que se instalan, van empeorando hasta que incapacitan a quien los vive. Hay mucha preocupación por perder el trabajo, no ganar más dinero, asumir más responsabilidades por el mismo dinero, no cumplir con la cantidad de responsabilidades que el trabajo implica o que otra persona ascienda y el otro no", añadió la especialista.
Martínez Castro explicó que el TAG o los trastornos de estrés se dan por tres situaciones básicas: una herencia genética, una cuestión sociocultural y el "estresor desencadenante", que es el factor que determina que el trastorno se manifieste; en la actualidad, según advirtió, son las preocupaciones laborales las que desencadenan estos síntomas.
En esa misma línea, la especialista consideró que el incremento está alineado con la situación económica del país. "La misma persona en Estados Unidos que teme perder su situación laboral sabe que puede encontrar otro trabajo. Acá se sabe que puede tomar muchos más meses de desocupación porque hay una tasa de desocupación mucho más alta", consideró, y agregó que diciembre es un mes en el cual se intensifican las consultas por la incertidumbre con respecto al año próximo.
Respecto a la situación económica del país, el estudio mostró que a las mujeres las condiciona más este aspecto en un 72,1 por ciento, a diferencia de los hombres en un 59,3 por ciento. Por otra parte, si se analiza por rango etario, los jóvenes de 18 a 25 años son los que se manifiestan más preocupados en este sentido en un 81,9 por ciento por encima de los demás grupos, en donde la inquietud oscila entre el 67 y el 64 por ciento, aproximadamente. A su vez, es en la plana directiva donde se hace más notable este tipo de preocupación.
Según el estudio, a la hora de combatir el estrés, el 40,5 por ciento busca compartir momentos con amigos o familia, el 29,5 alguna actividad física y el 7,6 recurre a un profesional.
Otro de los aspectos consultados se refiere a la respuesta de la empresa frente a un empleado que atraviesa alguna enfermedad de estrés laboral: el 61,6 por ciento respondió que no hizo nada mientras que un 28,9 afirma que le dieron descanso o licencia; por otro lado, sólo un 9,4 por ciento admite que nunca lo comunicó.
En cuanto a programas o acciones llevados a cabo por la organización para mejorar la calidad de vida de sus empleados, el 50,1 por ciento respondió que su empresa no posee, mientras que el 39,7 por ciento asegura que sí.
En relación a las acciones que deberían implementarse, el 30,4 por ciento opinó que las organizaciones deben incluir espacios lúdicos y recreativos, un 25,6 se inclinó por actividades deportivas, mientras que el 24,8 prefiere tener información sobre el tema y su prevención.