Tres temas desvelan a los ciudadanos americanos: la economía, el crimen y la corrupción. El 85% de los encuestados en 25 países del continente los señaló como sus principales preocupaciones, según la última edición (2012) del Barómetro de las Américas de la Universidad de Vanderbilt.
Las dificultades económicas son la principal inquietud para el 39% de las personas. En segundo lugar aparece la delincuencia, con el 34 por ciento. Y tercero, bastante más lejos, la corrupción, con el 12 por ciento.
Pero estas opiniones están en proceso de mutación. "Cuando hablamos de la región en su conjunto, vemos una tendencia decreciente a que la economía sea manifestada como el principal problema. Ha habido un cambio en la estructura de la opinión pública, y hoy la seguridad está casi al mismo nivel", explica a Infobae el politólogo ecuatoriano Jorge Daniel Montalvo, director de programa del Proyecto de Opinión Pública de América Latina (LAPOP por su nombre en inglés), de la Universidad de Vanderbilt.
Si bien la edición 2014 del Barómetro de las Américas aún no ha sido publicada, ya se saben algunos datos. Uno de los más importantes es que el peso de los problemas económicos bajó de 39 a 36 por ciento.
El porcentaje de la delincuencia se mantuvo estable, pero se acortó tanto la diferencia que hoy están prácticamente al mismo nivel. Diez años atrás, la economía primaba con cifras cercanas al 70%, y la criminalidad apenas superaba el 20 por ciento.
Esta transformación en la opinión pública tiene distintas causas. "Por un lado -dice Montalvo-, ha habido casi una década muy importante para América Latina en términos de bonanza económica. El crecimiento sostenido del PIB se reflejó en mayores niveles de ingreso para las personas, y una mejor percepción del desempeño económico de los países".
Pero en muchos casos, esa bonanza no estuvo acompañada de un progreso de las instituciones y de los mecanismos de integración social. Eso explica que, incluso a pesar de una reducción generalizada de la pobreza, la criminalidad aumente o al menos se mantenga estable, ganando terreno entre las preocupaciones ciudadanas.
"De la mano de ese crecimiento económico -continúa-, hay una percepción cada vez más grande de que hay un problema de seguridad en América Latina. Esto se refleja también a través de los medios de comunicación".
América, un continente muy heterogéneo
Las diferencias entre los países son considerables. Por ejemplo, para el 77% de los nicaragüenses la principal preocupación es la economía. Pero apenas el 17,7% de los brasileños la ubica en ese lugar.
Otros países en los que la opinión pública prioriza la economía son Paraguay, Belice, Bolivia y Haití. En todos ellos, más de la mitad de los consultados la eligió.
En cambio, para menos del 30% de los ciudadanos de Chile, Costa Rica, Honduras, Uruguay, Venezuela y Trinidad y Tobago, se trata de la principal preocupación.
En casi todos estos países, la primera inquietud es la criminalidad. En Venezuela, alcanza el 66%; en Trinidad y Tobago, el 59,7%; En Uruguay, el 56%; en El Salvador, el 49,3%; y en Costa Rica, el 48,7 por ciento.
En Surinam, Guyana, Haití, Nicaragua y Estados Unidos, menos del 15% de los ciudadanos dicen que el crimen es su principal preocupación.
¿A qué se debe que en algunos países la preocupación por el delito sea tan grande y en otros tan poco relevante? ¿Hay una relación directa entre cantidad de delitos y nivel de preocupación?
"La victimización no necesariamente está vinculada a las preocupaciones de la gente. Pero las percepciones son muy importantes, porque uno se comporta de acuerdo a lo que percibe", explica Montalvo
Sí se verifica una relación directa en Venezuela, que es el de mayor preocupación y que está cuarto en niveles de victimización por criminalidad, según el Barómetro de las Américas. El 34,8% de las personas dijo que al menos un miembro de su hogar sufrió un delito.
Pero el porcentaje de victimización es similar en Haití (31,8%), donde la inquietud por el tema es muy baja. "Esa diferencia puede deberse a varios factores. Uno de ellos son las variaciones en la tasa de victimización: si en un país hubo un aumento relativamente grande, podemos esperar que haya una percepción más alta de inseguridad que en el otro", dice el politólogo.
"También puede haber, por ejemplo, una mayor exposición mediática de los entrevistados a temas de criminalidad. Puede ser que, de alguna forma, la economía deje de ser un centro atractivo para la información porque está bien. De todos modos, la delincuencia es un tema importante en América Latina, teniendo en cuenta que los reportes de la ONU la muestran como la región más violenta", agrega.
La paradoja de la corrupción
La corrupción está al tope de los reclamos en un solo país: Honduras. Así lo sostuvo el 32% de los consultados. En el resto está más rezagada.
Una curiosidad es que el segundo país con mayor proporción de ciudadanos preocupados por este tema es Estados Unidos, con 27,7 por ciento. Eso podría hacer pensar que es uno de los más corruptos, pero no es así. El mismo Barómetro revela que sólo el 5,3% de los consultados dijo haber sido víctima de un intento de soborno por parte de una autoridad pública.
Haití es el ejemplo opuesto. Apenas el 5,2% de las personas considera que la corrupción es el principal problema, pero el 67% reconoció que les quisieron hacer pagar un soborno.
Esta paradoja revela que en algunos países la ciudadanía está mucho más alerta frente a este problema que en otros, a pesar de que en estos sea objetivamente algo mucho más grave. En consecuencia, es probable que en los primeros la corrupción disminuya o se mantenga controlada, mientras que en los segundos nada impide que aumente.
"La corrupción puede ser un poco más visible cuando hay mayor institucionalidad -dice Montalvo-, porque sale más fácilmente a la luz pública. Entonces la gente lo ve y se preocupa. Otros países pueden ser bastante más corruptos, pero los casos no son tan visibles porque está involucrado todo el sistema".
"Una explicación para el caso de Estados Unidos es la insatisfacción con el gobierno en general. Tanto el Poder Legislativo como el Ejecutivo tuvieron niveles muy bajos de aceptación.
. Es un problema muy grande en Estados Unidos", concluye.