Dos hombres llamados Vahid Shahbakhsh y Mahmoud Shahbakhsh fueron ahorcados en la prisión principal de la ciudad de Zahedán, ubicada en el sudeste del país.
Vahid, de unos 30 años, había sido condenado a tres años de prisión además de la ejecución y fue "colgado" en el sector 4 de la prisión.
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A su vez Mahmoud, de 26 años y quien también había sido condenado a muerte, estaba recluido en la sección 1 de la cárcel.
Ambos hombres fueron clasificados como prisioneros de "seguridad", un término que el régimen iraní utiliza para los internos que no están detenidos como criminales.
En este sentido, en los registros oficiales no hay información disponible sobre algún proceso legal por el que hayan pasado estos últimos seis ejecutados.
Otros informes recibidos desde el interior del régimen denunciaron que un preso llamado Bahador Niroomand fue ahorcado en la prisión principal de la ciudad de Bandar Abbás también el 13 de noviembre.
Tres presos más llamados Morteza Rostami, Hooshang Saki y Mohammad Gholampour también fueron ahorcados en la cárcel Shahab, de la ciudad de Kermán.
Doble discurso
El aumento de las ejecuciones secretas en Irán se produce luego de que el régimen afirmara que permitirá el ingreso a su territorio de dos expertos en derechos humanos de las Naciones Unidas.
Sin embargo, el Relator Especial de la ONU sobre los Derechos Humanos en Irán, Ahmad Shaheed, ha pedido varias veces que le permitan visitar la nación persa desde su nombramiento en la ONU en 2010, pero todas esas solicitudes le fueron negadas.
Shaheed también publicó numerosos informes sobre las graves violaciones de los derechos humanos en Irán, motivo por el cual fue blanco de múltiples ataques personales, crudos insultos y descalificaciones por parte de los más altos funcionarios del régimen de Rohani.
En un artículo publicado en abril pasado, el experto aseguró: "Los ataques contra mí y otros funcionarios de la ONU palidecen en comparación con los que a menudo sufren los iraníes que pretenden ejercer sus derechos fundamentales de