Salah bin Ghanem bin Nasser al-Ali, ministro de deportes de Qatar, expresó su defensa en una entrevista exclusiva con The Associated Press. Allí, remarcó que el país no pondrá en peligro sus ambiciones deportivas y el mundial de fútbol mediante la financiación del terrorismo.
Sobre el maltrato a los trabajadores migrantes que se dio a conocer en todo el mundo, reveló que su propio padre trabajó cuando tenía 12 años en la industria petrolera en "condiciones muy duras que hoy equivaldrían a abuso infantil" y prometió implementar una nueva política.
El gobierno envió al gabinete las reformas de mejora laboral y Al-Ali mostró optimismo para que sean aprobadas en los próximos meses: "Comprendemos el problema. Para nosotros es una cuestión humana. Los qataríes no somos vampiros. Tenemos emociones".
Sobre la venta de bebidas alcohólicas dentro de los estadios durante el torneo y el trato a los hinchas homosexuales en el emirato, prometió soluciones "creativas".
El ministro opinó que Oriente Medio necesita un torneo así: "Es una esperanza. Significa dar a la juventud de la región un evento positivo que pueda cambiar sus sueños".
Al Ali recordó que Qatar es "una marca vinculada con calidad, con lujo", mostró seguridad en que no organizarán una Copa Mundial que no sea exitosa, y aclaró que su nación "no apoya a terroristas". "Ya verán que será algo casi imposible de superar", sentenció.