En Venezuela, una familia promedio debe peregrinar por "el menor costo posible" para completar una canasta alimentaria que, aún subvencionada, está un 17 por ciento por encima del salario mínimo y que es irreal con un mercado que ignora las regulaciones del Estado.
En el país petrolero, un ciudadano puede pagar por un kilo de café 220 bolívares (34 dólares) en el primer establecimiento que lo consiga, o puede recorrer las calles hasta dar con una tienda que lo venda a 26,50 bolívares (4,2 dólares) y hacer que el precio subsidiado del Ejecutivo se convierta en una realidad.
La distorsión entre los precios establecidos por el Gobierno de Nicolás Maduro y los establecidos por el mercado se extiende sobre los más de 40 productos de la Canasta Alimentaría Normativa (CAN), que, según las autoridades, tiene un valor de 5.741 bolívares (911 dólares).
En 2011, el Gobierno del fallecido Hugo Chávez (1999-2013) decretó una Ley de Costos y Precios Justos para regular todos los precios de la canasta básica.
Desde entonces, el sector productivo denunció que los precios establecidos no cubrían los costos de producción, lo que dio inicio a frecuentes ciclos de escasez y desabastecimiento que afectan a uno de cada cuatro productos.
La dificultad para encontrar productos como leche, café, azúcar, y papel higiénico obliga a los venezolanos a pagar precios especulativos, en numerosas ocasiones fruto del deseo de multiplicar sus beneficios por parte de los comerciantes.
Muchos consideran que gran parte de los precios en el mercado se fijan con base en la cotización del dólar en el mercado extraoficial o paralelo, que actualmente se sitúa en más de 100 bolívares.
En Venezuela rige desde hace más de una década un control de cambios con tres cursos oficiales distintos, que oscilan entre los 6,3 bolívares por dólar, los alrededor de 12 por dólar del Sicad I y los cerca de 50 del Sicad II, este último más próximo pero apenas la mitad del valor de lo que se cotiza el dólar en la calle.
Existe una diferencia entre el precio de mercado y el estipulado por el Gobierno
De acuerdo al Centro de Documentación y Análisis Social (Cendas), el costo de la canasta estuvo "por encima de los 15.000 bolívares" durante octubre, según dijo a la agencia de noticias Efe el director de la organización, Oscar Meza.
"Esa diferencia es básicamente porque nuestro cálculo no es sobre 'el deber ser', sino sobre lo que realmente es", explicó Meza, refiriéndose a la diferencia que existe entre el precio de mercado y el estipulado por el Gobierno.
De ser así, se requerirían 3,5 salarios mínimos para cubrir las necesidades nutricionales de una familia promedio.
Sin embargo, el Instituto Nacional de Estadística (INE), encargado de calcular el indicador oficial de la CAN, no ha vuelto a dar cifras desde el pasado mayo, cuando lo ubicó en 4.448 bolívares (706 dólares), mientras que la última inflación interanual publicada se situó en el 63,4 por ciento en agosto.
La otra opción que tienen los ciudadanos es acudir a las cadenas de supermercados del Gobierno en las que todos los productos de la CAN están al precio prometido, pero donde las largas filas de personas para acceder a ellos deben empezar a hacerse varias horas antes e incluso desde la madrugada.
También en estas cadenas escasean varios productos.
Buena parte de la culpa de la escasez la tienen también quienes desvían los productos básicos al contrabando con los países vecinos, especialmente Colombia y Brasil.
Algunas distribuidoras alimentarias desvían las mercancías subvencionadas para obtener un jugoso beneficio al otro lado de la frontera y también hay particulares que acumulan productos o redes que los compran en grandes cantidades para el mismo fin.
Maduro anunció el martes un aumento del 15 por ciento del salario mínimo a partir de diciembre, lo que lo eleva a 4.889,11 bolívares o 776 dólares al cambio más bajo de 6,3.
El presidente señaló que tomando en cuenta que en enero pasado se produjo un aumento del 10 por ciento del salario mínimo y en mayo se decretó otro incremento del 30 por ciento, con este nuevo incentivo ya se eleva al 68,2 por ciento la mejora total en 2014 si se incluyen otros aportes como el ticket de alimentación.