Interrogado el lunes en la noche por diputados de oposición en un debate sobre el presupuesto, el ministro de Finanzas, Mehmet Simsek, indicó que ese palacio ya había costado 964 millones de libras turcas (LT) y que 300 millones suplementarios fueron inscritos en el proyecto de ley de finanzas de 2015, o sea un total de 1.370 millones de LT (615 millones de dólares).
La prensa turca había mencionado un costo de 350 millones de dólares para el complejo Aksaray, 'palacio blanco' en turco, de mil recintos, que reemplaza la sede histórica -y más modesta- de la presidencia en Ankara.
Con una superficie de 200.000 metros cuadrados, el palacio se levanta en las afueras de la capital, en un terreno que el primer presidente y fundador de la República, Mustafa Kemal Ataturk, adquirió para construir allí una "granja modelo".
Una enorme recepción oficial, que debía llevarse a cabo la misma noche de la inauguración, el 29 de octubre, con motivo de la jornada de la República, fue anulada por Erdogan a causa de un accidente ocurrido en una mina al sur del país.
La construcción del edificio, inspirada en la arquitectura de la primera dinastía turca que reinó en Asia menor del XI al XIII siglos, no ha sido acabada.
Los trabajos, en medio de una zona forestal, suscitaron la oposición de los defensores del medio ambiente, porque fueron acelerados pese a una decisión judicial que exigía parar la construcción.
Los adversarios de Erdogan también criticaron el traslado, que muestra, según ellos, la locura megalómana del líder turco.
Admirado por sus partidarios tanto como odiado por sus adversarios, que lo acusan de "autoritarismo" y le reprochan "islamizar" el país, Erdogan fue elegido en agosto presidente, luego de haber dirigido el Gobierno como primer ministro durante once años.