La imagen es escalofriante. Refleja las atrocidades a las que llegó el Estado Islámico en su lucha contra la resistencia kurda. En una imagen que comenzó a circular a través de las redes sociales se puede observar a un hombre utilizando la pierna derecha de su hija bebé para patear la cabeza de un combatiente decapitado.
La terrorífica foto muestra a la víctima tendida en el piso, con su cabeza desprendida, mientras el padre de la niña la hace jugar con esa parte del cuerpo como si se tratara de una pelota de fútbol.
Ésta es apenas una de las tantas atrocidades que cometió el Estado Islámico –y que sigue cometiendo– contra combatientes de la resistencia e incluso contra civiles.
En el mes de agosto, un islamista de origen australiano hizo circular por Twitter una foto de su hijo sosteniendo la cabeza de un militante opositor en la ciudad siria de Raqqa.
En la imagen se puede ver al hijo de Khaled Sharrouf utilizando sus dos manos para levantar la cabeza que su padre le obsequió como un trofeo de guerra. Detrás de él hay una cerca, la misma donde los combatientes de ISIS clavan las cabezas decapitadas de sus enemigos, para que todos las vean.
Sharrouf es uno de los terroristas más buscados de Australia. Fue él quien subió la foto a Twitter con el título "¡Éste es mi hijo!".
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Otra imagen estremecedora recuperada por las fuerzas kurdas es la de un bebé a punto de ser decapitado en la ciudad fronteriza de Kobane. Temen que la familia de la niña haya muerto por ser musulmanes alevíes.
La bebé llora pidiendo socorro, mientras un yihadista sostiene su cabeza contra el suelo y le apoya un cuchillo en el cuello. Eso es todo lo que se ve y lo poco que hasta ahora se sabe del destino que podría haber enfrentado esta pequeña niña.
También hay casos de padres fanáticos que obligan a sus hijos a reclutarse en las filas del Estado Islámico. Como el caso de Erion, un niño de ocho años que fue secuestrado y llevado a Siria por su padre yihadista, de origen serbio, para unirse a la lucha de ISIS.
Finalmente, Erion fue rescatado y devuelto a casa tras una operación de los servicios secretos de Kosovo y Turquía.
Además de las macabras decapitaciones y las masivas matanzas que el Estado Islámico muestra al mundo como si se tratara de un show televisivo, las aberrantes prácticas que llevan a cabo con niños de todas las edades demuestran a las claras que el grupo terrorista no tiene ningún tipo de límite a la hora de buscar sus objetivos.