La lluvia caía el miércoles sobre un río de lava al rojo vivo, que amenazaba con destruir la primera vivienda en su lento avance hacia una localidad rural hawaiana.
Un brazo de la colada de lava estaba a unos 100 pies (30 metros) de una residencia de Pahoa, un pueblo rural de la Isla Grande, según indicó el director de Defensa Civil del condado de Hawaii, Darryl Oliveira. La pareja que vivía en la casa se marchó.
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Científicos del Observatorio Hawaiano de Volcanes que seguían la lava a pie señalaron que su extremo más avanzado estaba a unas 240 yardas (casi 220 metros) de la carretera Pueblo de Pahoa, que atraviesa un centro comercial del extenso y aislado distrito de Puna, en la Gran Isla.
"Éste es sólo un pueblito tranquilo en una comunidad muy rural. Cultivamos, pescamos, cazamos", comentó Jamila Dandini, quien agregó: "Vamos a ser una isla dentro de una isla".
El frente principal de la colada se mantenía en una gran parcela agrícola que incluía otra casa ubicada a unas 100 yardas (91,5 metros) de la lava, indicó Oliveira.
Lo que está en riesgo
Docenas de casas, negocios y otras estructuras estaban en la zona del flujo de lava, aunque ese número podría incrementarse al ensancharse el frente de la colada.
"La gente que tiene que quedarse se quedará, pero la gente que tiene que marcharse, tristemente, se marchará", dijo Dandini.
Por ahora, la lava consumió un cobertizo de jardín, neumáticos y algunos materiales metálicos. El miércoles quemó, sobre todo, vegetación, y la lluvia ayudó a reducir el humo que se alzaba del ardiente arroyo.
Las autoridades vigilaban los posibles riesgos derivados del humo. Por ahora los químicos del observatorio sólo detectaron bajos niveles de dióxido de azufre, señaló Oliveira.
El flujo de lava empezó a salir de un conducto volcánico en junio, y hasta hace poco avanzó a baja velocidad por pastos y bosques deshabitados.
Previsión
Los pronósticos apuntan a que la lava pasará por unos terrenos justo frente a la casa de Jeff y Denise Lagrimas en su camino hacia el océano, a unas seis millas (9,6 kilómetros) de distancia. El matrimonio decidió no quedarse a ver si la lava quema su casa, y recogieron sus cosas para mudarse a un pueblo a 14 millas (22 kilómetros) de distancia.
"No quería quedarme aquí y esperar a que llegara y sufrirlo", dijo Denise Lagrimas, tomándose un descanso mientras guardaba cuencos y tazas en cajas de cartón. "Nunca sabes", añadió. La pareja decidió mudarse a Kurtistown, porque está a una distancia segura.
"Es tan surrealista, tan surrealista. Ni en mis sueños más salvajes de niña pensé que estaría huyendo de lava", dijo Denise Lagrimas.
A su vez Erbin Gamurot, de 48 años y operario de mantenimiento, señaló que Pelé, la diosa de los volcanes, sólo quiere visitar a su hermana Namakaokahai, la diosa del mar.
"Tiene que ir a ver a su hermana. Tiene que decir 'hola'. Ya sabes cómo es la familia. Todo está bien", señaló Gamurot.