Superdotados: ¿cómo es la vida de una mente brillante?

¿Quién no ha fantaseado alguna vez con la posibilidad de ser un superdotado? Se sabe que estos pequeños "genios" empiezan a dar señales de alerta a edades muy tempranas, cuando sorprenden a todo su entorno -tanto familiar como escolar- con aptitudes y conocimientos que suelen ser propios de personas de mayor edad.

Niños que a los 4 años ya saben leer y escribir, como le sucedió a Andrew Almazán Anaya, de ahora 20, un joven mexicano con una mente brillante y un curriculum envidiable. A los 10 años terminó la escuela primaria y a los 11, la secundaria. A los 16 años se recibió de psicólogo y a los 20, de médico en una de las universidades más prestigiosas de América Latina. Ahora se posiciona como una de las jóvenes promesas del futuro de la medicina mundial, tal como lo presentó CNN en una nota junto a otros superdotados de otros países.

Sin embargo, no todas son rosas en el camino que un superdotado debe transitar. Muchos son rechazados e incomprendidos desde pequeños, ya que quienes los rodean no advierten su gran inteligencia y estos niños terminan sufriendo discriminación, acoso escolar y problemas de integración. Por ello, Almazán Anaya hace hincapié en la importancia de que sean detectados a tiempo, para poder mejorar su vida y aprovechar todo su potencial.

Para colaborar en esa misión, presentó su investigación "El Perfil del Sobredotado del Siglo XXI" como ponente en el Congreso Mundial de Sobredotación Intelectual del World Council for Gifted and Talented Children en Estados Unidos, y en el Congreso Internacional Asiático de Inteligencia Superior de la Asian Pacific Federation of Giftedness en Beijing, China.

Pero a los 20 años este mexicano no sólo se recibió de psicólogo y médico: también cuenta con un master en Educación con Acentuación en Desarrollo Cognitivo y actualmente realiza el doctorado en Innovación Educativa en la Escuela de Graduados en Educación del Tecnológico de Monterrey. Por si esto fuera poco, se desempeña como director del Departamento de Psicología del Centro de Atención al Talento (CEDAT) ubicado en México, la única institución en América Latina reconocida por el World Council of Gifted Children.

Almazán Anaya cuenta que siempre fue muy inquieto y que le gustaba hacerles muchas preguntas a los profesores, pero que a veces éstos le decían que no le podían responder porque era muy pequeño y no era conveniente. Y es que, a una edad muy temprana, ya se interesaba por leer libros de astronomía, ciencias naturales, medicina e historia.

"Mis problemas comenzaron en el kinder. Desde los 4 años ya sabía leer...pero tenía una profesora que me decía que todo el día repitiera la letra A. Le decía que ya la sabía y que conocía todo el alfabeto pero ella insistía. Me decía que era obligatorio. Entonces le contestaba: "Muy bien, si quiere que le diga la letra A, usted debe decirme a qué velocidad viaja la luz. Si me lo responde, le repito la letra A durante todo el día". Pero la profesora se enojaba, me retaba, me decía que era un irrespetuoso y que no colaboraba con el grupo", narró.

La Organización Mundial de la Salud (OMS) define a una persona superdotada como aquella que cuenta con un coeficiente intelectual superior a 130. Pues bien, a los 14 años el coeficiente intelectual de Almazán Anaya era superior a 162. "El número no es lo más importante. A los 14 me midieron por última vez y me dijeron que tenía más de 162. Este número se puede modificar con los años o aumentar con una adecuada educación", explicó.

El factor genético hace su parte en el caso de los superdotados y parece que Almazán Anaya no es el único "genio" en su familia. Tiene dos hermanas menores, una de 16 años y otra de 13. "La de 13 va a terminar en unos meses la carrera de psicología en el Tecnológico de Monterrey. La de 16, estudia junto a ella y va a terminar a los 17. Mis padres se hicieron un estudio hace tiempo y existe un componente genético importante", contó.

"El 50 % de la inteligencia de las personas es genética pero, si no se recibe la estimulación adecuada y a tiempo, aunque haya una cuestión genética que favorezca no van a desarrollar todas sus capacidades. La inteligencia es como un músculo: si no lo se lo ejercita, se pierde", afirmó.

Un día en la vida de Almazán Anaya comienza siempre con una hora y media de deporte. Practica taekwondo y hockey sobre hielo. También toca el piano, disfruta estar con su familia y relacionarse con gente de su edad, algo que valora muchísimo ya que los superdotados suelen tener que relacionarse siempre con mayores, debido a que cuando son detectados y ascendidos al grado educativo escolar o universitario que les corresponde, pueden perder contacto con las personas de su misma edad.

"Algunas familias se han mudado a México para que sus hijos sobredotados puedan cursar sus estudios acá. Muchos vienen desde Europa, Africa, China... Cuando los padres tienen sospechas los traen aquí para tener una repuesta, pero muchas veces están confundidos y los profesionales no saben que están en presencia de sobredotado porque desconocen el tema".

Sabe bien de lo que habla porque lo vivió en carne propia. No sólo le hicieron el test para saber cuánto medía su coeficiente intelectual, conjuntamente también le hicieron un examen para detectar si padecía Trastorno por Déficit de Actividad con Hiperactividad (TDAH) . "Más del 90 % de los niños tienen este doble diagnóstico en América Latina. Aproximadamente el 2% de la población mundial es sobredotada. En México, ello equivale a un millón de niños y eso se puede extrapolar a todos los países", explicó.

Pero a pesar de su poderosa inteligencia, poder avanzar tan rápidamente en la escuela y en la universidad no le habría sido posible si las autoridades de su país no hubieran tomado intervención en el tema. La Secretaría de Educación Pública de México analizó su caso y le concedió un permiso especial para poder acelerar sus estudios.

Este joven mexicano -que aún recuerda los momentos difíciles por los que tuvo que pasar, cuando se sentía poco comprendido por su entorno- decidió poner manos a la obra para que los niños superdotados tengan un lugar de contención y educación a su nivel.

"Actualmente trabajo en el CEDAT. En 2010 fundé este Centro de Atención al Talento, que es el más grande de América Latina y que forma parte del Grupo Alianza Mexicana por la Sobredotación. Manejamos muchos proyectos de investigaciones y los niños vienen por referencias. Los padres identifican si sus hijos pueden tener el perfil de sobredotado y, si se confirma ese perfil, pueden ingresar a nuestro Centro. No es viable identificar a los chicos en su lugar de origen. Este proyecto se ha hecho con 1400 casos y permitió determinar las características comunes de los superdotados", afirmó.

Pero justamente, ¿cuáles son las características más comunes que presentan? Almazán Anaya explica que son niños hiperactivos, que se aburren fácilmente pero que, a la vez, tienen avidez por el conocimiento y por estar en continuo movimiento. Esto es lo que hace que, a veces, se pueda confundir a un niño superdotado con uno que padece de Trastorno de Déficit de Atención e Hiperactividad (TDAH). "Los sobredotados sólo se distraen cuando se aburren, y este aburrimiento se da fácilmente en una escuela promedio, donde tiene que esperar a los demás", indicó.

Otra característica se da en relación al aprendizaje: se interesan por temas atípicos para su edad. "En el Centro tenemos niños que a los 2 años ya saben leer y escribir en dos idiomas. De ese modo, rompen con el estigma de que, como aún son pequeños, no pueden manejar el conocimiento avanzado", afirmó. "También se interesan en conversaciones con adultos, porque se aburren con las personas de su edad y buscan otros temas".

Otro punto importante es su sensibilidad emocional, ya que por la misma impulsividad que manejan tienden a ser muy responsables. En las escuelas tienen doble chance de padecer bullying: en estos casos la incidencia es doble al promedio.

Almazán Anaya explica que también existen características físicas que pueden distinguirlos. Estas tienen que ver con su estatura y con su perímetro craneal, que constituyen algunas evidencias físicas de la inteligencia pero que deben ser evaluadas por un especialista.

"Hay muchos mitos también", sostuvo. "Un estereotipo común en el que se suele caer es en el del pequeño genio que usa anteojos, pero la evidencia científica señala que sólo el 10% de ellos los necesita. Otro mito es el de la obesidad, ya que en estos casos la probabilidad de que la padezcan es menor porque son muy movedizos. Pero lo más importante es que estos chicos sean detectados a tiempo. De lo contrario, pueden perder más del 95% de su inteligencia antes de llegar a la adultez", finalizó.