Su estrecha relación con el líder cubano Fidel Castro le permitió al fallecido premio Nobel de Literatura colombiano, Gabriel García Márquez, oficiar como mensajero secreto entre el líder de Cuba y el entonces presidente de Estados Unidos Bill Clinton.
Corría el año 1994 cuando el ex presidente norteamericano Jimmy Carter fallaba en su intento de acercamiento secreto con el gobierno cubano. Entonces fue el reconocido escritor colombiano quien tomó la posta y comenzó las gestiones entre ambos países.
Este hecho, que se desconocía y se mantuvo en total secreto, fue revelado por el libro "Back Channel to Cuba", escrito por los periodistas norteamericanos William LeGrande y Peter Kornbluh.
En diálogo con el diario Clarín, Kornblud aportó algunos detalles sobre el proceso de negociación que encargó "Gabo", fallecido el pasado 18 de abril.
En agosto de 1994, el Premio Nobel arribó a Estados Unidos en un avión privado del presidente mexicano, Carlos Salinas de Gortari, quien puso a disposición su nave como parte de un gesto de colaboración con la causa.
En ese viaje el colombiano tuvo su primera reunión privada con Clinton, en la casa de un amigo en común. Allí el autor latinoamericano le comunicó la intención de su amigo Fidel de buscar una salida a la crisis de los balseros y la inmigración de miles de cubanos.
Ese mismo mes nació lo que luego fue conocido como la "crisis de los balseros". Castro desafió a su par norteamericano flexibilizando los controles sobre aquellos que optaban por dejar la isla. Ante esta ola de gente que hacía hasta lo imposible para dejar su país, Clinton ordenó una profunda interceptación de los emigrantes y su detención en la cárcel de Guantánamo.
Finalmente, unos 32.362 cubanos fueron enviados a esa base.
Luego de esa primera reunión que mantuvieron, en la que García Márquez expuso sus pareceres, Clinton se comprometió a estudiar la posibilidad de una negociación con Cuba.
Pero en toda negociación siempre hay intereses propios. Castro se comprometió a tomar medidas contra la migración, en tanto Clinton normalizara las relaciones bilaterales y consiguiera que el Congreso levantara el embargo económico contra la isla.
La segunda misión de García Márquez tuvo lugar en 1998, cuando el líder cubano le solicitó que llevara a Clinton un memorándum secreto, que contenía "un sumario de temas". En el mismo, La Habana advertía sobre un plan terrorista para intentar volar un avión de la aerolínea Cubana de Aviación.
Ante esta denuncia, el FBI envió un equipo a la capital cubana para recibir información detallada.
Sin embargo, el documento enviado por Castro también contenía un punto que nunca se llegó a concretar, que fue el de restablecer las relaciones diplomáticas.