Los terroristas del Estado Islámico enviaban este domingo refuerzos a la ciudad siria de Kobane, donde las fuerzas kurdas están oponiendo una firme resistencia en una batalla convertida en símbolo de la lucha contra los yihadistas.
Los combatientes kurdos, que el viernes fueron expulsados de su cuartel general en esa ciudad fronteriza con Turquía, han repelido desde entonces varios asaltos de los yihadistas en distintos frentes de la tercera ciudad kurda de Siria, donde la lucha se ha tornado en guerrilla urbana.
Los extremistas, más numerosos y mejor armados, siguen con ventaja y controlan el 40 por ciento de la ciudad, sobre todo la zona este y los barrios del sur y del oeste.
Pero la defensa encarnizada de las fuerzas kurdas ha obligado a ISIS a llamar refuerzos procedentes de Raqa y Alepo, sus feudos del norte de Siria, según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos (OSDH).
"Envían incluso a hombres que no tienen mucha experiencia del combate", indicó a la agencia AFP Rami Abdel Rahman, director de esta ONG. "Es una batalla realmente crucial para ellos. Si no consiguen tomar Kobane, será un duro golpe para su imagen (...). Han puesto todo su peso en esta batalla".
Los defensores de Kobane no pueden recibir refuerzos, ya que la vecina Turquía bloquea su frontera, impidiendo que los kurdos de ese país socorran a sus compañeros sitiados.
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La actitud de Ankara provocó, en los últimos días, manifestaciones pro kurdas en Turquía, enlutadas por la muerte de al menos 31 personas.
La ONU pidió a Turquía que dejara pasar a esos voluntarios hacia Kobane, donde dice temer una "masacre" de los civiles que aún no dejaron la zona.
Kobane parecía relativamente tranquila este domingo. Según un periodista de AFP, apostado en el lado turco de la frontera, se oían algunos intercambios de tiros y no se veía humo sobre la ciudad.