La medida forma parte de un despliegue de fuerzas federales ordenado este lunes por el presidente Enrique Peña Nieto para tomar el control de la convulsa localidad y esclarecer la suerte de los 43 desaparecidos, que se teme estén enterrados en las fosas clandestinas halladas el fin de semana.
El domingo, sicarios confesaron desde prisión haber matado a 17 de los 43 estudiantes desaparecidos en el sur de México, los cuales se sospecha que pueden estar enterrados en fosas clandestinas halladas el sábado, informó la Justicia de Guerrero. En una rueda de prensa, el fiscal Iñaky Blanco reportó que en esas tumbas han sido hallados hasta ahora 28 cuerpos, algunos de ellos carbonizados y también divididos en partes, pero avanzó que los trabajos de identificación para saber si son los estudiantes desaparecidos tardarán entre 15 días y dos meses.
Blanco relató que uno de los detenidos dijo que llevó a los jóvenes al lugar donde se encontraron las fosas y que allí los mató. Los funcionarios no hicieron comentarios sobre la identidad de los cuerpos. Pero una persona que visitó el lugar, que se encuentra acordonado, dijo que los cadáveres estaban "completamente carbonizados"; algunos incluso "sin ningún tipo de tejidos".
El gobernador estatal, Ángel Aguirre, dijo que las víctimas halladas habían sido "salvajemente masacradas", pero evitó especular sobre quiénes serían. Los hechos se remontan al 26 de septiembre, cuando un grupo de estudiantes tomó varios autobuses en Iguala para usarlos en sus protestas, pero fueron atacados en varias ocasiones por policías locales y desconocidos armados. La Procuraduría del Estado confirmó entonces que en los incidentes murieron seis personas y 17 personas resultaron heridas. Días después, las autoridades comunicaron que el número de desaparecidos era de 43.
El desarme de la Policía de Iguala llega después de la declaración del presidente mexicano Enrique Peña Nieto. El mandatario, en un mensaje a los medios de comunicación, dijo que ordenó a su gabinete de seguridad tomar acciones que permitan el "esclarecimiento" de la ola de violencia que provocó la desaparición de 43 estudiantes. "Me encuentro profundamente indignado", declaró el presidente.