"Primero se dedicaron al cobro de impuestos, después a la venta de seguridad, para después hacerse con los centros de producción", explicó Luis Rojas, titular de la Secretaría Nacional Antidroga de Paraguay (Senad). Rojas es el encargado de combatir el tráfico de drogas en el segundo país con mayor producción de marihuana de América, tras México.
Las autoridades cuentan con pruebas que demuestran que el EPP, un grupo armado con base en la zona norte del país al que el Gobierno achaca una treintena de asesinatos y varios secuestros, ha convertido el narcotráfico en una fuente de financiación, según Rojas.
"Tenemos evidencias de campamentos cercanos a centros de producción de marihuana, fotos de columnas del grupo en plantaciones, hasta un video donde salen preparando el campo para sembrar en una zona boscosa", explicó el funcionario.
Una carta supuestamente elaborada por el EPP y divulgada esta semana niega ese tipo de acusaciones, que califica como "la vieja táctica de los yankees y sus lacayos contra toda insurgencia revolucionaria". La misiva asegura que "pretenden enlodar" al grupo "con el narcotráfico".
La encrucijada formada por los departamentos de Concepción, San Pedro y Amambay es considerada por las autoridades la región de influencia de la guerrilla, pues es donde han sucedido más acciones atribuidas a ellos por el Gobierno.
Situada a 400 kilómetros al norte de Asunción y a menos de 200 kilómetros de la frontera con Brasil, es también el área con más movimiento del tráfico de drogas regional, según la Senad, que calcula que cada año se producen unas 30.000 toneladas de marihuana en Paraguay, que alimentan los mercados brasileños y argentinos.
"Estamos abocados a eliminar a esta estructura criminal narcoterrorista", dijo Rojas, que se sumó recientemente con su agencia a la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC), un cuerpo formado por policías y militares para combatir al EPP.
El secretario de la Senad, con una larga trayectoria como agente de operaciones especiales, aseguró que el EPP ha comenzado a separarse en columnas para abarcar más territorio.
De ahí la reciente aparición de la Agrupación Campesina Armada (ACA). "Hay varias hipótesis, puede ser una escisión o no, pero hay zonas donde están operando fraccionados", explicó Rojas, que aseguró que este nuevo grupo "es la columna más violenta y la que más gente mató".
La FTC abatió hace dos semanas a cuatro supuestos miembros de la ACA, incluido un menor de 15 años. Desde entonces, la FTC prosigue batiendo la zona en busca de más guerrilleros, con el propio Rojas supervisando las actividades in situ, junto al teniente coronel Víctor Urdapilleta, vocero del conjunto de fuerzas.
"Realmente nos dejamos de jorobar y estamos trabajando de manera coordinada y estirando del carro todos juntos. Tenemos orden directa del presidente (Horacio Cartes) de trabajar todos juntos", dijo el jefe de la Senad.
Según Rojas, la población de la zona, en su mayoría humildes campesinos, teme colaborar con la FTC porque "ya ha habido varios homicidios en represalia", pero aseguró que la mayor presencia policial de los últimos meses en la zona "aumenta la confianza de parte de la población". "Realmente estamos recibiendo más apoyo e informaciones que antes. El paraguayo sólo quiere vivir en paz", añadió.