Un año después de debutar como gran protagonista, Rohani regresó hoy a la Asamblea General de la ONU con un esperado discurso por el posible papel de Irán en la lucha contra el yihadismo y por el lento avance de las negociaciones nucleares.
Los dos asuntos centraron la intervención del presidente iraní, que -a diferencia de la postura que ha mantenido hasta ahora Estados Unidos- estableció un vínculo claro entre los dos.
"Un acuerdo final sobre el programa nuclear pacífico de Irán puede servir como el principio de una colaboración multilateral para promover la seguridad, la paz y el desarrollo en nuestra región", condicionó Rohani.
El presidente iraní insistió en que poner fin a la disputa atómica crearía una "atmósfera totalmente distinta" que permitiría centrarse en asuntos como la lucha contra "la violencia y el extremismo".
Tras escuchar cómo en los últimos días países como Estados Unidos y el Reino Unido le pedían sumarse de alguna forma a la lucha contra el ISIS, Rohani dejó claro que su gobierno está comprometido a combatir a los yihadistas, pero quiso marcar distancias con Occidente.
También fustigó los intentos de Occidente por tratar de "exportar la democracia"
Así, consideró que deben ser los países de la zona quienes dirijan la respuesta contra el ISIS y otros grupos similares, con el apoyo de la comunidad internacional.
"Obviamente, dado que los países de la región conocen mejor el daño, pueden formar mejor una coalición y aceptar compartir la responsabilidad del liderazgo contra la violencia y el extremismo", dijo.
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Además, advirtió a EEUU que si la coalición que ha impulsado para intervenir en Irak y Siria pretende "continuar su hegemonía" en Oriente Medio, estaría cometiendo un "error estratégico". Error que seguiría, en su opinión, a los que Occidente ha repetido en los últimos años y que para Irán son en gran parte los causantes de la actual situación.
"Ciertos países han ayudado a crearlo (el extremismo) y ahora son incapaces de frenarlo, mientras nuestros países pagan el precio", denunció exigiendo a los responsables que pidan perdón. "Ciertas agencias de inteligencia han puesto espadas en manos de dementes de los que ahora nadie está a salvo", añadió.
Rohani insistió en que muchas causas del auge del extremismo que ahora se quiere combatir están en las actuaciones de Estados Unidos y sus aliados, como la "agresión militar contra Afganistán e Irak y una interferencia inadecuada en los acontecimientos en Siria".
También fustigó los intentos de Occidente por tratar de "exportar la democracia", como si fuese un "producto" que puede llevarse fácilmente de un lugar a otro.
Rohani, quien recordó que hace un año ya advirtió a la Asamblea de la ONU del avance del extremismo, destacó cómo la situación no ha hecho más que empeorar de la mano de grupos que tienen como "único objetivo" la "destrucción de la civilización, aumentando la islamofobia y abonando el terreno para más intervenciones de fuerzas extranjeras".
En el apartado nuclear, Rohani defendió la posibilidad de cerrar un acuerdo antes de que el 24 de noviembre venza el plazo que se han fijado Teherán y las potencias del Grupo 5+1.
"Aunque algunas de las observaciones y actos de nuestros interlocutores han creado ciertas dudas sobre su determinación y realismo, esperamos que las actuales negociaciones lleven a un acuerdo final en un corto período de tiempo", señaló.
El presidente iraní, que criticó duramente las sanciones impuestas a su país, defendió que "el compromiso y el acuerdo en este asunto va en el mejor interés de todos" y dijo que el dossier atómico ofrece a Occidente una "oportunidad histórica" para demostrar que no se opone al progreso de los países de Oriente Medio.