El papa Francisco destituyó este jueves a un obispo conservador paraguayo que chocó con sus colegas del episcopado al abrir su propio seminario y encubrir a un cura argentino acusado de pederastia.
El Vaticano anunció que Francisco tomó la decisión "onerosa" por el bien de la Iglesia en la diócesis de Ciudad del Este y en aras de la unidad del episcopado paraguayo.
El obispo Rogelio Livieres, de la congregación Opus Dei, ha defendido la creación de su seminario, con una orientación más ortodoxa que la del seminario principal en Asunción.
Livieres también era investigado por haber acogido y promovido a un sacerdote argentino tradicionalista cuyo ex superior había dicho que constituía una "amenaza grave para los jóvenes".
En Asunción, la nunciatura apostólica manifestó que monseñor Ricardo Valenzuela será administrador de la comunidad católica de Ciudad del Este hasta el nombramiento del nuevo obispo.
Cambio del pardigma
La decisión del Vaticano de poner en arresto domiciliario y de juzgar al antiguo nuncio en la República Dominicana, Josef Wesolowski, podría poner fin a la época en que la iglesia protegía a los sacerdotes pederastas, afirmó este jueves un cardenal próximo al papa Francisco.
"Estamos ante un cambio de paradigma. Hubo un tiempo en que los sacerdotes estaban protegidos. Ahora, se miran las cosas del lado de las víctimas", subrayó al diario Corriere della Sera el cardenal y teólogo alemán Walter Kasper.
Por primera vez, el Vaticano se dispone a juzgar penalmente a un ex prelado, el polaco Josef Wesolowski, por abusos sexuales contra menores y posesión de pornografía infantil.
"La línea del papa es clara, no podemos detenernos ahora, más aún cuando se trata de un obispo (...) Hay que ser claros", estimó el cardenal Kasper.
Según el cardenal Valesio de Paolis, a quien el pontífice encargó recientemente renovar la congregación conservadora de los Legionarios de Cristo tras un escándalo de pederastia, "hasta entonces la Iglesia no juzgaba el delito de pederastia desde el punto de vista sexual, sino desde el punto de vista disciplinario".
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"La detención del arzobispo Wesolowski es una importante decisión política y sin ambigüedad por parte de Francisco", dijo al rotativo La Stampa.
El ex portavoz del papa Juan Pablo II, Joaquín Navarro-Valls, aseguró por su parte en la Reppublica que la decisión del papa Francisco era "la consecuencia lógica y coherente de una posición puesta en marcha plenamente y compartida completamente por sus predecesores".
Los hechos juzgados se remontan a entre 1960 y 1980, pero se desconoce su amplitud. Algunas estimaciones hablan de decenas de miles de víctimas.
El Vaticano anunció en mayo que los tribunales eclesiásticos sancionaron a al menos 3.420 sacerdotes y religiosos en los últimos 10 años.