Tras el asesinato de siete policías colombianos, el gobierno de Juan Manuel Santos vinculó a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con la organización narcotraficante El Clan Úsuga. Rumores que fueron desmentidos por la guerrilla. Según consigna El Tiempo, en tanto, el pacto entre estas dos bandas se habría cerrado por 500 millones de pesos (cerca de 250 mil dólares).
A pesar de las desmentidas de la organización narcoguerrillera, las versiones sobre este pacto fueron reveladas por propios desmovilizados a través de un documento, que fue firmado por 'Pastor Álape', 'Román Ruiz', 'Rubén Manteco', 'Ariel Rodríguez', 'Marliel' y 'Darlinson'.
En el primer punto expuesto en dicho documento, que sería el temario del encuentro, se puntualizan los riesgos que corrieron los Úsuga y los jefes de las FARC para reunirse en el Nudo de Paramillo, en Córdoba.
"Toda la dirección del Bloque (Magdalena Medio) por los riesgos implica la concentración de todos los mandos, quedando los frentes sin sus jefes durante un período, además, de los tiempos que conlleva el desplazamiento", señala el acta.
El documento, que califica a los desmovilizados como "traidores" por haber provisto a la Fuerza Pública de información, también da cuenta de la necesidad de crear nuevos corredores "para garantizar movilidad y coordinación en toda el área bloque".
A su vez, en uno de sus apartados, el acta habla de "centralizar la comunicación con los bandidos, suspender cualquier comunicación con jefes de bajo rango y mucho menos guerrilleros en estas actividades". "Entender que esos grupos son enemigos nuestros y cualquier relación debe ser entendida como un alto al fuego en dirección a neutralizar su actividad criminal contra las masas y sus organizaciones. Los acuerdos a los que se lleguen debemos respetarlos e imponer sus cumplimientos cuando ellos lo violen", agrega.
Además, se establecen las consecuencias para los desmovilizados. "Los desertores que estén en ese fenómeno jamás recibirlos (sic) (...) El compromiso de quien deserte y se presente donde ellos nos lo entreguen y sacarles la voluntad (sic) de ajusticiar a quienes se entreguen al Ejército".
En pleno proceso de paz, esta alianza entre las FARC y las Bacrim (Bandas emergentes en Colombia) representa un peligro para cualquier intento de alcanzar un acuerdo y ponerle fin a más de medio siglo de enfrentamientos armados.