Unas 150 familias ocupan las tres plantas de un edificio desprovisto de muros, y casi todas estas personas vivían en Karmeles, un pueblo cristiano de la provincia iraquí de Nínive asaltado por los yihadistas.
"Abandonamos nuestras casas a bordo de camionetas cuando los peshmergas (tropas kurdas) se retiraron. Pero al llegar a Erbil (capital de Kurdistán) sólo encontramos este edificio a medio construir", cuenta el padre Paul Zabet, párroco de Karmeles que gestiona el recién constituido vecindario.
Pese a los esfuerzos, la nostalgia también entristece a los desplazados. "¿Hay alguien que quiera vivir lejos de su casa? Todas las noches nos decimos que mañana quizás podamos regresar a casa, pero mañana nunca llega", afirma entre lágrimas una refugiada llamada Hasina Hanno.
Las legiones de cristianos y yazidíes que lograron escapar del grupo terrorista Estado Islámico (EIIL) han desbordado a las autoridades del Kurdistán, y algunos políticos de esa región autónoma estiman que alrededor de dos millones de personas tuvieron que abandonar sus viviendas durante los últimos tres meses.
"No estamos preparados para hacer frente a algo así. Sólo en Dohuk, que tiene una población de 850.000 personas, ya hay más de 700.000 refugiados", aseguró Mariwan Naqshbandi, vocero del ministerio kurdo de Asuntos Religiosos, el departamento a cargo de las traumatizadas minorías religiosas que han llegado en masa a la región.
"El gobernador de Dohuk ha tenido que declarar el estado de emergencia en los hospitales. La comunidad internacional ha prometido ayuda, pero hasta ahora ha sido escasa si se compara con el número de desplazados", agregó el responsable de prensa.
Auxilio internacional
La agencia de la ONU para los Refugiados (Acnur) lanzó la semana pasada la mayor operación de ayuda de los últimos años para auxiliar a medio millón de desplazados, según publica el periódico El Mundo.
El primer avión cargado con tiendas de campañas aterrizó el miércoles en Erbil, y varias caravanas de camiones ya cruzaron la frontera turca. El objetivo es enviar 2.410 toneladas de ayuda por aire, mar y tierra hasta finales de agosto.
Sin embargo, por el momento las remesas se reciben con cuentagotas en campamentos como el establecido por un donante privado en un promontorio de la ciudad de Zajo.
Las autoridades kurdas -que han recibido en los últimos años a los refugiados sirios y desde principios de 2014 a los iraquíes desplazados de la provincia de Al Anbar- no ocultan el desafío. La mitad de las 5.746 escuelas de la región están ocupadas por refugiados.
Para aliviar la crisis,
de refugiados serán inaugurados
"Los desplazados tienen costumbres diferentes a las de la población local, y es probable que surjan tensiones. Pero la única solución es liberar las zonas tomadas por el EIIL y que sus habitantes vuelvan a casa", concluye Naqshbandi.
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