Mientras estudiaba anglosajón en la Universidad de Cambridge, la joven británica que hoy tiene 25 años, descubrió que su pasión era el circo. Tomaba cursos y aprendía acrobacia y baile.
Cuando se graduó quiso empezar a trabajar en una compañía circense, pero no había ninguna por la zona. Entonces decidió formar la suya.
Sus problemas comenzaron cuando aceptó un empleo de oficina para solventar sus gastos, hasta que el nuevo emprendimiento se pusiera en marcha. Entre una cosa y la otra, pasaba cerca de 80 horas semanales sentada frente a un escritorio.
Frankie Dubery desarrolló RSI (Lesión Repetitiva por Estrés) un mal bastante común entre las personas que pasan demasiado tiempo en la misma posición. En su caso, alcanzó una gravedad tal que le impidió seguir caminando.
Durante mucho tiempo, se acostumbró a andar en silla de ruedas. Su vida se había vuelto insoportable por los dolores.
Luego de interesarse por el mundo de las sirenas como una forma de expresión artística, se le ocurrió una idea: ver si podía nadar agregándose un vestido con una aleta en las piernas.
Increíblemente, no sólo pudo nadar, sino que el ejercicio le permitió recuperar las piernas y volver a caminar. Ese fue el comienzo de una nueva vida.
Al poco tiempo dejó su trabajo de oficinista y fundó una compañía cirsense junto a dos amigas, Merlesque Mermaids (El cabaret de las sirenas). Realizan eventos en los que se presentan como sirenas en tierra y agua.
Frankie perfeccionó al máximo su capacidad de nado y hoy es una "sirena profesional". Nada hasta 20 metros de profundidad y puede aguantar la respiración casi 3 minutos debajo del agua.