Independientemente de sus virtudes y defectos como dirigente político, Carlos Corach se ganó un lugar en los libros de historia por su rol en la reforma de la Constitución de 1994. Dirigió la Secretaría de Reformas Institucionales desde las primeras semanas del gobierno de Carlos Menem, fue protagonista en las negociaciones del Pacto de Olivos –tiene el documento original colgado en una de las paredes de su estudio– y presidió la comisión redactora que terminó de moldear la ley más importante que rige la vida de los argentinos.
En una entrevista con Infobae, Corach resaltó la legitimidad del acuerdo político que derivó en la nueva Carta Magna, criticó los intentos de Menem por forzar una re-reelección y repasó anécdotas poco conocidas sobre los entretelones de una reforma que esta semana cumple 20 años.
-Existe la visión generalizada de que la reforma de la Constitución surgió de un pacto político para conseguir la reelección de Menem en 1995. ¿Usted cree que fue así?
Nosotros no improvisamos. No nos pusimos a trabajar en la reforma de la Constitución para lograr la reelección de Menem en 1995. Nosotros empezamos a trabajar mucho antes, en 1989 desde nuestro gobierno. Y habíamos trabajado también fuera del gobierno, en la época de la presidencia de (Raúl) Alfonsín, cuando se crea el Consejo Nacional para la Consolidación de la Democracia.
Durante el gobierno de Alfonsín hubo ciertas negociaciones entre el peronismo y el radicalismo, de las cuales participé. Allí ya se hablaba sobre la eventual posibilidad de una reforma constitucional, algo que por el momento en que se planteó ya era muy tarde. Era el final del gobierno de Alfonsín y luego, además, tuvo todos los sobresaltos de la última etapa del mandato.
Ahora, si la pregunta es si nosotros queríamos la reelección: sí, queríamos.
- ¿Era una condición necesaria para que avanzara la reforma?
No era una condición necesaria. Era uno de los aspectos que teníamos en consideración y que el doctor Alfonsín aceptó cuando acordó en el Pacto de Olivos los puntos a reformar. La condición fue que esos puntos estuvieran señalados en el acuerdo entre el radicalismo y el justicialismo de tal manera que la Convención Constituyente no pudiera avanzar más allá de ello.
- ¿Se llegó a plantear la posibilidad de un plebiscito?
Sí, en un momento dado se pensó en que la gente decidiera si quería una reforma constitucional. Al final no prosperó porque se acordó con el radicalismo.
- A 20 años de la reforma, ¿cuáles cree que fueron los aspectos más importantes?