En la mayoría de los casos, no hay forma de predecir o prevenir la enfermedad de Parkinson esporádica. Sin embargo, los investigadores están buscando un biomarcador, una anormalidad bioquímica que compartan todos los pacientes que padecen esta enfermedad que pueda ser detectada con técnicas de evaluación o con una prueba química simple administrada a aquellos que todavía no presenten los síntomas característicos.
Estas características mensurables que pueden revelar si la enfermedad está desarrollándose o evolucionando representan uno de los enfoques de la investigación actual sobre esta patología. Su importancia radica en que potencialmente pueden ayudar a los médicos a identificar a las personas con riesgo a detectarla antes de que aparezcan sus manifestaciones y a mejorar su diagnóstico. También puede permitir encontrar tratamientos que detengan el proceso de la enfermedad en las etapas tempranas y permitirían evaluar si los medicamentos y otros tipos de terapia tienen un efecto positivo o negativo sobre el curso de la enfermedad.
Algunos de los biomarcadores más promisorios para Parkinson son las técnicas con imágenes cerebrales. Por ejemplo, hay investigadores están usando la Tomografía con Emisión de Positrones (PET) cerebral para tratar de identificar cambios metabólicos en los cerebros de los pacientes y para determinar cómo estas anomalías se relacionan con los síntomas de la enfermedad. Otros potenciales indicadores para esta afección son las alteraciones en la expresión genética.
La PET puede llevar a avances importantes en nuestro conocimiento sobre esta afección. Las ecografías PET cerebrales producen imágenes de cambios químicos a medida que ocurren. Usando estas técnicas, los científicos pueden estudiar los receptores cerebrales de la dopamina (los sitios en las células nerviosas que se unen a la dopamina) para determinar si la pérdida de actividad de la dopamina precede o sigue a la degeneración de las neuronas que fabrican esta sustancia química. Esta información puede ayudar a los especialistas a entender mejor el proceso de la enfermedad y potencialmente puede llevar a tratamientos mejorados.
Herencia de familia
Aunque para cerca del el 90% restante de los pacientes con Parkinson se desconoce el origen, que se considera multifactorial, existen formas genéticas que representan menos del 10 % de las causas de esta enfermedad. En estos casos no tan frecuentes, donde las personas tienen una forma hereditaria clara, los investigadores pueden estudiar mutaciones genéticas conocidas como una manera de determinar el riesgo de un individuo de padecer la enfermedad. Sin embargo, estas pruebas genéticas tienen implicaciones distantes y las personas deben considerar cuidadosamente si desean saber o no los resultados de tales pruebas. Actualmente se dispone de pruebas genéticas solamente como parte de estudios de investigación.
En años recientes, la investigación de Parkinson ha avanzado hasta el punto en que detener la evolución de la enfermedad, restablecer la función perdida y aún prevenir la enfermedad se consideran metas realistas. Aunque este último objetivo puede llevar años hasta lograrse, los investigadores están haciendo grandes progresos para entender y tratar la enfermedad.
El autor es Médico neurólogo del Área de Enfermedad de Parkinson y otros Trastornos del Movimiento de INEBA; miembro del grupo de trabajo de Enfermedad de Parkinson de la SNA (Sociedad Neurológica Argentina) y Profesor adjunto en la Universidad del Salvador (USAL) del Módulo neurología del curso superior de psiquiatría.