tiene 48 años y proyectos para invertir unos
para armar una flota de taxis en Buenos Aires, una
ante las perspectivas de un segundo
en la Argentina en 12 años, las consecuencias de la devaluación, una inflación cercana a 40% anual y una economía con tendencia recesiva.
Para Abrams, el estancamiento financiero en la segunda economía de la Sudamérica es una oportunidad para adquirir licencias a conductores con necesidad de hacerse de dinero efectivo, una iniciativa que, predice, le dará resultado de producirse un cambio de política económica una vez que la presidente Cristina Kirchner entregue el poder después de dos períodos presidenciales. Barclays y JP Morgan son dos de los bancos que anticipan que la Argentina está en camino de enderezar su economía y mejorar su calificación para el acceso a los mercados de crédito internacionales después de las elecciones 2015 presidenciales.
"Éste es un negocio fascinante", afirmó Abrams a Bloomberg, desde su oficina porteña. Él conoció Buenos Aires por primera vez a los 21 años y su esposa, Sandra, es argentina. "Cuando usted negocia opciones, trata con una especie de mundo virtual. Esto es tangible. Usted ve sus coches, usted se dirige a los conductores. Es más difícil, pero los retornos son también mayores".
Los precios de licencias en la ciudad de Buenos Aires se duplicaron en términos dólar durante los últimos seis años, a los actuales $200.000 (unos u$s24.300), y Abrams predice que éstas podrían llegar a más que el triple en los próximos cinco años, a niveles de Santiago de Chile y Montevideo.
"El negocio financiero es virtual, el del taxi es tangible, difícil y con mayor retorno"
Una inversión en un taxi de Buenos Aires puede dar un beneficio anual entre 25 y 48 por ciento. Los más elevados los perciben los conductores que cuentan con licencia y vehículo propios, explica Mariano Otalora, director de la Escuela Argentina de Finanzas Personales. "Los taxis en Buenos Aires pueden ser una opción interesante para un inversor extranjero con capital significativo y que entiende los riesgos del negocio", expresó.
Abrams adquirió 30 licencias de taxi desde 2008 y asegura que esto es solamente el principio. Planea comprar más de 1.000 taxis, para crear una flota cinco veces más grande que la de su competidor más cercano, sin tomar en cuenta que las normativas limitan su tamaño a un máximo de 200. No obstante, Horacio Pérez, presidente de la Cámara Empresaria del Autotaxi (CAMETAX), asegura que "no hay muchas licencias para la venta. Parece excesivo. Además tendría que establecer cinco empresas diferentes y romper el mercado".
Los proyectos de Abrams son aún más ambiciosos cuando se los contrasta con el escenario económico del país y la batalla judicial en los EEUU con los holdouts que no aceptaron canjear sus bonos en 2005 y 2010.
"Argentina está en una crisis económica y creo que se profundizará durante los próximos seis meses", dijo Abrams. "Apuro nuestras adquisiciones de licencias, porque la gente en Buenos Aires está muy nerviosa", agrega. El empresario asegura que logró un retorno del 10% en dólares en el primer semestre del año, y del 21% en una base anualizada, debido al incremento de las tarifas.
En ese sentido, cuenta que los retornos promedio de las inversiones en SEP Consulting, la firma donde trabaja como un gestor de fondos, fueron de 6% entre enero y junio de este año. También supera el beneficio del 7% acumulado en el S&P 500 de Wall Street, índice que promedia las ganancias de las 500 compañías más importantes de los EEUU.
"Los retornos que se pueden obtener en la Argentina no pueden ser reproducidos en casa", conjetura Abrams. Mientras las licencias de taxi de Nueva York más que duplicaron su precio en los últimos seis años, según la Comisión de Taxis y Limusinas neoyorquina, a u$s1,05 millones cada una, él apuesta a que los futuros aumentos no estarán por encima de los de la Argentina.