Jorge Bergoglio visitará mañana a un amigo: el pastor evangélico italiano Giovanni Traettino en la que será su segunda ida a la ciudad de Caserta en menos de 48 horas. Lo hace para renovar una tradición iniciada en Buenos Aires hace varios años, en sus tiempos de Arzobispo: las jornadas de oración entre católicos y evangélicos.
Para el pastor Himitián, que será de la partida, la experiencia que vivirá este lunes en Caserta, no es una novedad. Pero es el primero de estos encuentros con Bergoglio desde que es Papa, aunque lo visitó en Santa Marta, poco después de su elección. Himitián, cuya hija, Evangelina, es autora de una biografía sobre Francisco que pronto será llevada al cine, se dice convencido de que este "ecumenismo espiritual" es el camino más adecuado hacia la unidad. "Algún día vamos a coincidir y Dios cambiará al que esté equivocado, sea católico o evangélico".
Horas antes de partir hacia Italia, contó a Infobae cómo se conocieron Bergoglio y Traettino y explicó el sentido de estos encuentros interreligiosos que ahora el Papa quiere reanudar en Italia.
-¿Cómo conoció usted a Jorge Bergoglio?
En el año 2003, un líder laico del Movimiento Carismático Católico, Matteo Calisi, vino a Buenos Aires, y a través de él se estableció una relación entre los referentes de ese movimiento y pastores evangélicos.
Calisi a su vez es muy amigo del pastor italiano Giovanni Traettino, que será anfitrión del Papa en Caserta. Se formó entonces aquí un movimiento llamado C.R.E.C.E.S., Comunión Renovada de Evangélicos y Católicos en el Espíritu Santo. Y ahí organizamos el primer retiro espiritual de un día en la UCA de Puerto Madero, un sábado. Éramos 800, 900 personas, mitad católicos y mitad evangélicos. Un día con testimonios, canciones, alabanzas, predicaciones. Un día de comunión entre católicos y evangélicos.
Al año siguiente, hicimos un segundo encuentro y en el 2006 invitamos como orador principal del lado católico a Raniero Cantalamessa, el predicador de la Casa Pontificia, y, del lado evangélico, a Giovanni Traettino. Como la jornada convocó a mucha gente, la hicimos en el Luna Park. Era un sábado del año 2006. Fue allí que Jorge Bergoglio, entonces Arzobispo de Buenos Aires, que vino y participó todo el día con nosotros, conoció a Traettino. A partir de entonces, varios pastores de Buenos Aires, por pedido de Bergoglio, nos encontrábamos una vez cada dos meses más o menos a orar con él, por el país, por la ciudad, por la Iglesia... Eso fue desarrollando una amistad entre nosotros, y varios años repetimos el encuentro del Luna Park. Bergoglio siempre participaba, era uno de los que tomaba la palabra. Organizamos en Pilar dos retiros de tres días para pastores y sacerdotes. El último fue en octubre de 2012, al que nuevamente vino Raniero Cantalamessa, después de 6 años.
Así que unos meses después, cuando eligieron Papa a Bergoglio, nuestra sorpresa y nuestra alegría fueron extraordinarias. Entonces varios pastores, que íbamos a Europa, preguntamos si era posible encontrarnos, como solíamos hacerlo en Buenos Aires, para nuevamente orar juntos y conversar, y así lo hicimos, en mayo del año pasado.
En esa ocasión, yo le entregué una carta de Giovanni en la cual le pedía mantener, ahora en Italia, la relación. De modo que ellos dos se fueron encontrando casi una vez por mes en Santa Marta. Y un día el Papa le dijo que le gustaría visitarlo en Caserta, en su comunidad.
-Se dice que será un encuentro privado...
No diría privado, porque se puede entender como algo oculto, sino que es una iniciativa personal, lo que significa que ni Giovanni Traettino está representando las instituciones evangélicas, ni el Papa está haciéndolo en nombre de la institución Iglesia Católica. En ese sentido es personal, lo mismo que los encuentros que teníamos en el Luna Park. Porque hay pastores que están en contra de esto, como hay obispos que también están en contra. Entonces, nosotros nunca hicimos de estos encuentros un tema que pudiera ser conflictivo para alguien, por eso decimos que son de carácter personal.
-¿A qué denominación pertenece usted?
Soy de tradición evangélica, por mi origen familiar iba a la Iglesia Evangélica Armenia, pero luego iniciamos una congregación sin ninguna denominación. Años después tuvimos la experiencia pentecostal, nunca fuimos pentecostales por denominación, sino por experiencia. Así como muchos católicos están recibiendo el bautismo del Espíritu Santo, por eso los llaman carismáticos, porque creen en los carismas del Espíritu Santo, así también ha pasado con algunos evangélicos.
Hoy, tenemos una óptima relación con todas las denominaciones evangélicas, yo soy uno de los cinco coordinadores del Consejo de Pastores de la Ciudad de Buenos Aires. Pero estas reuniones no las hacemos en nombre del Consejo de Pastores sino a título personal.
¿Pueden estos encuentros dar origen a una instancia de diálogo ecuménico más formal?
Desde el Concilio vaticano II hubo iniciativas ecuménicas institucionales y teológicas, pero eso chocó con un núcleo duro de divergencias de ambos lados y quedó en una vía muerta. Nosotros de ese tipo de ecumenismo institucional no hemos participado pero en lo que sí creemos es en esto, que algunos llaman ecumenismo espiritual. Es decir, si alguien tiene el Espíritu Santo, si alguien vive las enseñanzas de Cristo, es un hijo de Dios y es mi hermano, no importa si es evangélico o católico. Esto es lo que a algunos evangélicos les molesta, esta relación y este acercamiento. También a algunos católicos les molesta, claro.
-Será posible superar las diferencias?
La Iglesia Católica ha cambiado en muchas cosas en los últimos 50 años; cambios que consideramos positivos porque hay un acercamiento cada vez mayor a las enseñanzas evangélicas, en el sentido de los Evangelios [N.de la R.: los primeros libros del Nuevo Testamento]. Y lo mismo está pasando con los evangélicos, porque pareciera que desde la Reforma se han polarizado las ideas y las teologías, y por la ley del péndulo cuando uno va a un extremo, el otro va al otro extremo. Pero, al pasar los siglos, y especialmente en estos últimos años, se ha ido dando un acercamiento. Quedaron atrás los tiempos de la misa en latín y los sacerdotes permanentemente de sotana negra; hoy hay reuniones y misas católicas que parecen cultos evangélicos y también hay una apertura en cierto sector evangélico para no tener un antagonismo con los católicos.
Entonces es por ahí que Dios está produciendo una unidad, no institucional, no discutiendo teología, sino a través de la experiencia común, que es ser verdaderos cristianos, vivir las enseñanzas de Cristo, recibir el Espíritu Santo, tener una experiencia con Cristo resucitado. Estamos contentos con este progreso.
Poco después de asumir como Papa Bergoglio, hubo comentaristas extranjeros que dijeron que tenía un estilo de pastor evangélico...
Algunos católicos nos dicen que desde que Bergoglio se empezó a juntar con nosotros, cambió o asimiló muchas cosas. Pero lo mismo nos pasó a nosotros. Desde que caminamos con Bergoglio, hemos visto e incorporado muchas cosas positivas de la vida de él. Y esto es muy bueno. Ahora, las diferencias existen. Por ejemplo, los católicos rezan a la Virgen María y nosotros no, pero no nos ponemos a discutir sobre ese punto. Dejamos que con el tiempo el Señor lo vaya aclarando, como fueron aclarados otros puntos. Por ejemplo, cuando yo era chico, a los católicos les estaba prohibido leer la Biblia. Hoy, el mismo Papa lo recomienda y regala Biblias o Evangelios a los que van a la audiencia general de los miércoles en plaza San Pedro.
-El rabino Abraham Skorka, amigo de Bergoglio y que debatía con él de cuestiones teológicos, dijo que un punto innegociable con el entonces Arzobispo era Jesús, a quien los cristianos consideran el Mesías y los judíos un profeta más. ¿Diría usted que entre católicos y evangélicos existe también un punto no negociable y cuál sería?
Yo creo que no. Cantalamessa nos contó que en 1997 la Iglesia Católica hizo una reunión con los luteranos en al cual admitió oficialmente la doctrina de Lutero sobre la justificación por la fe, que había sido el punto por el cual roma lo había excomulgado en el siglo XVI. Entonces creo que es una cuestión de tiempo porque tanto tenemos errores los evangélicos como los católicos. No hay dos biblias, así que con el tiempo, bajando los niveles de la controversia, con serenidad, todos vamos a ver lo que está equivocado. Será un proceso gradual y vamos a ir uniéndonos en lo que creemos.
Esta es mi respuesta. Ahora, si se le pregunta esto a otro pastor evangélico, tal vez diga "el punto innegociable es tal o cual". Yo no veo ningún punto innegociable, porque las diferencias son más bien exageraciones o extremos. Por ejemplo, en la Iglesia Católica uno de las cosas más notorias es el uso de imágenes, los evangélicos no usamos imágenes. Creemos en la Virgen María, creemos que ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo, creemos en el nacimiento virginal de Cristo, pero no oramos a María. Esa es una diferencia, pero no creo que se auna diferencia innegociable. Algún día, vamos a coincidir y Dios va a cambiar al que esté equivocado, sea católico o evangélico Dios va a ir corrigiéndonos a todos.
-¿Cómo será el encuentro en Caserta?
No conozco el programa en detalle, pero entiendo que habrá un encuentro en el templo del que Giovanni Traettino es pastor. A la mañana, una reunión en la que él y Bergoglio harán uso de la palabra. Habrá cánticos, alabanzas, oraciones, como en las reuniones que teníamos acá. Luego un almuerzo y a la tarde otro momento de convivencia y fraternidad.