Iban 10 minutos del segundo tiempo cuando se produjo una de las jugadas más polémicas del encuentro. Gonzalo Higuaín corrió hacia el área en busca de una pelota y el arquero Manuel Neuer salió lejos para rechazar. El guardametas logró su cometido pero, al mismo tiempo que rechazó el balón con sus puños, golpeó en el rostro al argentino con sus rodillas.
El árbitro Nicola Rizzoli debió sancionar la falta y, en consecuencia, el penal para el seleccionado "Albiceleste". Pero en su lugar otorgó un tiro libre en favor del combinado europeo.
El error del juez se fundamentó en que no consideró la desmedida fuerza que utilizó Neuer en contra del cuerpo de Higuaín, quien no advirtió su llegada.
La reglamentación prevé que se cobre falta en caso de juego brusco, es decir, cuando se utilice "premeditadamente una fuerza desmedida e innecesaria, asumiendo la probabilidad de ocasionar daño o lesión al adversario o causándolo".
Según la regla FIFA N°12, en materia de faltas y correcciones, "Si previo a tocar al adversario se juega el balón, no es infracción porque no se puede evitar el contacto físico". Sin embargo, esa misma noma plantea una excepción que debió haber sido utilizada en esta ocasión: "Si un jugador se encuentra en posesión del balón y se lo quitan con una acción violenta y con un uso desmedido de la fuerza, es falta por más que gane la posesión del balón".