El seleccionador de Brasil, Luiz Felipe Scolari, dijo no sentirse "nervioso" por el partido del sábado, en el que su equipo buscará el tercer puesto del Mundial frente a Holanda, dado que que ya no es posible alcanzar "el principal objetivo".
Sin embargo, el técnico, que hilvanó un discurso contradictorio a lo largo de su toda su comparecencia, afirmó que en los últimos días ha estado trabajando en algunos "aspectos psicológicos para afrontar el encuentro como si fuera el más importante".
Preguntado sobre si hará cambios en su alineación inicial, "Felipao" reconoció: "Por necesidad haré dos o tres sustituciones".
Pero estos reemplazos no se deberán a cuestiones técnicas, sino a que "algunos futbolistas jugaron poco o nada". Sobre su futuro, le entrenador señaló que su trabajo "termina mañana", tras el partido. "Después de eso pasaré mis informes, hablaré con el nuevo presidente (Marco Polo de Melo) y veremos qué pasa", dejando así una puerta abierta a su continuidad.
"Hicimos cosas buenas en los últimos años y no puedo limitar el análisis de mi trabajo a un solo partido", declaró Scolari y añadió: "Si hubiéramos perdido por 1-0 igualmente habríamos caído, pero no habría sido un desastre".
También quiso recordar que durante el Mundial de Japón y Corea de 2002 comentó que sería un "éxito" quedar entre los cuatro primeros, "pero si hubiera dicho esto en Brasil ya estaría fuera".
Por último, el DT señaló que no se arrepiente de "haberle transmitido a todos" que podían "ganar", si bien tiene claro que la derrota ante Alemania "quedará marcada, como la Copa Confederaciones y como las cinco copas del Mundo" "Felipao" concluyó con una frase que permanecerá en la memoria de todos sus seguidores: "Después de 7-1 mi vida no será igual".