Tras la caída de la selección brasileña en semifinales, la ciudad de San Pablo registró un saqueo a un local de electrodomésticos y el incendio de dos ómnibus. La Policía afirmó que los incidentes ocurrieron al anochecer tras el humillante 7 a 1 propinado por Alemania en Belo Horizante.
El primer hecho de vandalismo fue la quema de un medio de transporte en la región de Sapopemba. Luego, en San Mateo, un comercio fue destruido. Un calle fue cortada en Itaquera y, finalmente, otro colectivo se prendió fuego en Villa Constanza.
Según informó el diario Folha de Sao Paulo, no hay detenidos.
La Policía montada entró al Fan Fest de Recife y lanzó gases lacrimógenos. Testigos aseguran que dentro del recinto se realizaron disparos, pero que luego de unos minutos la situación se resolvió.
El Mundial de Brasil generó descontento y manifestaciones callejeras en el país contra los 11.000 millones de dólares de los cofres públicos que se han invertido en la preparación del torneo y que los manifestantes reclaman para los servicios de salud, educación y transporte.
El país, que tiene una población de 200 millones de personas y que es actualmente la séptima economía del planeta, se ilusionaba con el efecto que pudiera provocar el Mundial de Fútbol. Pero la posibilidad de que las masivas movilizaciones continuaran durante el campeonato mantiene en vilo al gobierno de Dilma Rousseff, ya que pueden causar perjuicios económicos y manchar la imagen internacional de Brasil.