La mayoría de los historiadores coinciden en que el hito que marcó el comienzo de la Primera Guerra Mundial fue el asesinato del archiduque y heredero del Imperio Austrohúngaro, Francisco Fernando, y su mujer Sofía, cometido por un joven que reclamaba la independencia de Bosnia-Herzegovina.
Eso sucedió hace exactamente un siglo, el 28 de junio de 1914, aunque recién un mes después empezaron los enfrentamientos armados entre los Aliados (Reino Unido, Francia, EEUU y Rusia) y las Potencias Centrales (Alemania, Austria-Hungría y el Imperio Otomano). Fueron cuatro años que se cobraron la vida de 20 millones de personas.
El imaginario colectivo perpetuó esa época en blanco y negro. Pero como una forma de mantener vivo el recuerdo en su estado original, el Centro Cultural Borges inauguró La Gran Guerra en color. Fotografías. La serie presenta 100 imágenes coloreadas de los distintos frentes de lucha, desde Francia hasta la extinta Palestina. También muestra cómo la guerra marcó a los niños y los lugares de batalla. Es una foto por cada año desde el inicio del terror.
La exposición recoge el trabajo del francés Jules Gervais-Courtellemont, que retrató las batallas del Marne y de Verdún; de sus coterráneos Léon Gimpel y Fernand Cubille; de Hans Hildebrand, corresponsal de guerra alemán; y de los australianos Hubert Wilkins y Frank Hurley.
¿Cómo se logró que imágenes de hace 100 años tuvieran color? En 1903, los hermanos Lumière patentaron la placa autocroma, hecha de vidrio y que constaba de un mosaico de pequeños granos de almidón sobre la base de una película en blanco y negro que eran pintados de naranja, verde y morado. Con el procesado, surgían el resto de los colores. Gervais-Courtellemont fue el primero en publicar una colección de fotos autocromáticas en 1915.
Por otra parte, con el fotocromo se realizaba una impresión en color sobre el negativo de la fotografía en blanco y negro. Este era el método utilizado en postales, como las de Hildebrand. Por último, también se utilizaba la tricromía, un procedimiento fotográfico de reproducción de los colores a partir de la estampación sucesiva del rojo, verde y azul. La primera de estas imágenes fue hecha en 1861.
El resultado es un reflejo fidedigno de aquellos años que reclaman memoria y no caer en el olvido. La muestra, organizada junto a la Galería Bilderwelt de Berlín, se puede visitar en el Borges (Viamonte, esquina San Martín) con entrada libre y gratuita hasta el 27 de julio. Horarios: lunes a sábado de 10 a 21, domingos y feriados de 12 a 21 horas.