El socialismo gobernante en Ecuador profundiza estos días en la búsqueda de nuevas directrices de pensamiento que le permitan avanzar hacia una mayor aceptación popular, con el objetivo de frenar a la derecha y lograr una nueva victoria en las elecciones de 2017.
Es lo que el presidente Rafael Correa ha definido como "revolucionar la revolución", es decir, crear una nueva agenda política que profundice en las ideas de la izquierda y genere propuestas "no solo al Ecuador, sino a la región y al mundo".
Un discurso pronunciado por el mandatario el pasado 18 de junio en el lanzamiento de la Escuela de Formación Política del movimiento que lidera, Alianza País (AP), da algunas claves de por dónde cree que debería ir ideológicamente la formación oficialista.
Crítico con la derecha nacional e internacional y con sectores mediáticos que les son afines, pero también con una "izquierda infantil" que parece carecer de ideas y propuestas, el mandatario ofreció, en esa intervención, elementos para profundizar en el debate a partir de principios del socialismo tradicional como el de la supremacía del ser humano sobre el capital.
Para poder quedarse en el poder, Correa busca un "gran centro de pensamiento"
Ese es un presupuesto que Correa siempre ha defendido, sin excluir del sistema a las grandes empresas, creadoras de riqueza, pero con modelos basados en el talento humano y la tecnología, ejes de su programa económico junto a otros como la diversificación de la matriz productiva.
Sobre estas bases, en su opinión, debe articularse el proyecto socialista en Ecuador, apoyado también en la defensa de la explotación de los recursos naturales y dejando a un lado, una vez más, lo que considera una concepción infantil de cierta izquierda, que se opone a la utilización de estos bienes.
Esta discusión ideológica se produce en el contexto de una próxima modificación de la Constitución, a través de un paquete de enmiendas que incluirá la reelección indefinida, lo que permitiría al gobernante postular para repetir por cuarta vez en 2017.
Aunque afirma resistirse a esta posibilidad y preferir que surjan otros dirigentes que tomen el relevo, Correa dijo estar dispuesto a optar de nuevo a la Presidencia, si es necesario, para combatir la "restauración conservadora" que, dice, resurge con fuerza en la región.
Las enmiendas incluyen también referencias al carácter de servicio público de la comunicación, que impediría a los medios de comunicación ejercer sus funciones desde una concepción marcadamente mercantilista, como la que combate el Gobierno ecuatoriano.
En su decidido empeño por desarrollar ideas que contribuyan a consolidar la "Revolución Ciudadana", como se denomina el proyecto político de Alianza País (AP), el gobernante ecuatoriano no ha ocultado su deseo de contar con un "gran centro de pensamiento".
Sería suficiente, dice, que uno de los dos asesores que trabajan con cada asambleísta de AP (cien de los 137 de la Cámara) se incorporara al trabajo de elaboración de ideas para contar con el centro de reflexión "más grande de América Latina", que profundice en un socialismo "radical pero inteligente, sensato y democrático".
Todo ello para aumentar territorialmente la representatividad de AP en todas las instancias administrativas y pasar, del actual 40 % de apoyo popular, según el propio gobernante, al 50 %.
"Ese es el gran desafío, si queremos que esta Revolución Ciudadana no la pare nadie, no la pare nada", asegura Correa.