A pesar de su creciente popularidad, la primera dama de los Estados Unidos aseguró que no capitalizará su imagen política para continuar ligada al poder cuando termine el mandato de su esposo, Barack Obama.
"Mi próximo proyecto no va a ser político. Definitivamente no lo será. Será algo basado en misiones, enfocado al servicio", sostuvo en una entrevista con la cadena ABC, echando por tierra los rumores de que buscaría una banca en el Senado.
Michelle Obama tiene una alta aprobación, tal como tenía su antecesora demócrata, Hillary Clinton, quien pudo capear el escándalo sexual de su marido, Bill Clinton, con la becaria Monica Lewinsky y llegó a ser senadora y secretaria de Estado de Obama. Actualmente, su nombre suena como posible presidenciable para 2016.
"Ya es tiempo de que haya una mujer presidente y parece que tenemos algunas opciones", dijo en referencia a Clinton en diálogo con ABC durante un evento que tenía como objetivo la promoción de políticas laborales favorables a la familia, un aspecto por el que se ha ganado el cariño de millones de estadounidenses.
El lugar de Michelle no estará ligado a la política. Quizás sí el de su esposo, quien todavía no ha dicho cuáles son sus planes para cuando se marche de la Casa Blanca en 2017.